El Millonario fue mucho mas futbolísticamente y cortó con elinvicto del Xeneize. En estas líneas intentaremos esclarecer los puntossobresalientes que provocaron el cambio de imagen del conjunto de Gallardo conrespecto al partido del pasado domingo en la Bombonera.

River volvió a ser River, al menos, por 90 minutos. Desde el arranque se vió aquellaintensidad que añoraban los hinchas, la presión en campo rival fue unaconstante en el primer tiempo. El Millonario no dejó jugar a su rival que nuncase halló en la cancha más que en situaciones esporádicas.

Está claro que estaintensidad se halla en relación directa con la vuelta de Leonardo Ponzio, elvolante se encargó de atorar a los jugadores del xeneize en campo rival,mientras Matías Kranevitter lo relevaba en la mitad de la cancha, casi como surueda de auxilio.

La agresividad a la hora de disputar cada pelota fue otracaracterística que recuperó el conjunto de Gallardo. Masivamente criticada,pero no por eso menos efectiva. River no le regaló un solo metro del campo aBoca. Esta actitud se pudo ver reflejadaprincipalmente tanto en la defensa como en el mediocampo, por caso, Vangioni,Funes Mori, Maidana, Mamanna, Ponzio, Kranevitter y Sanchez, fueron pilaresfundamentales para llevarla a cabo.

Sería injusto hablar de mala fe, siendo quelos superclásicos, y mas en estas instancias, son partidos que se empiezan acalentar mucho antes de que ruede la pelota, mas aún, en un país donde el fútbolse vive tan pasionalmente.

Otro detalle puntual, disímil con lo acontecido el pasadodomingo en la Bombonera, fue la supremacía en los duelos individuales.

Vangionicontroló a Pavón, Calleri nunca pudo con Maidana, Gago se vió disminuido en lamitad de la cancha ante la presión de Ponzio y Kranevitter. Por su parte, Lodeiro se vio desconectado del resto del equipo. A todo esto hay que sumarle la gran atajadade Marcelo Barovero a Jonatan Calleri en un mano a mano cuando amanecía el segundo tiempo y, no menos importante, el penal convertido por Carlos Sanchez, venciendo a Orión en el arco donde Gigliotti sentenció su salida deBoca.

La victoria de River tiene una importancia bilateral; Por unlado, el hecho de ganar, así sea por la mínima, siempre es positivo, por elotro, mantener el arco en cero en condición de local, se hace imprescindiblepara avanzar en competiciones como estas, donde el gol de visitante tiene unplus agregado. Por caso, de convertir un gol en la vuelta, Boca deberá hacertres para eliminar a River.

El único punto negativo, dentro del éxtasis que significavencer al clásico rival, es la expulsión infantil del colombiano TeofiloGutierrez. Gallardo deberá ingeniárselas para suplir su ausencia, por ósmosis,su reemplazante natural es Fernando Cavenaghi, pero, siendo que el millonariocuenta con ventaja, podría agruparse y presionar en la mitad de la cancha parasalir de contra, para ésta función resulta mas plausible la entrada de ArielRojas, adelantando a Driussi para que acompañe a Rodrigo Mora, o bien, elingreso de Gonzalo Pity Martinez.

Lo que le espera a River en la agenda es ni más ni menos queel clásico mas antiguo del fútbol argentino: recibirá a Racing el próximodomingo desde las 18:10. Para éste partido, el Millonario presentará unaformación totalmente alternativa, reservando así lo mejor para visitar a Bocael próximo jueves en busca del pasaje a los cuartos de final.