El conjunto español viajó hasta Varsovia, Polonia con toda la ilusión y fe para jugar el encuentro definitorio de la Europa League. Se encontró con un digno oponente que venía de dar la sorpresa tras eliminar al Napoli de Italia. En un partido cambiante, apasionante e intenso, el conjunto andaluz venció al Dnipro de Ucrania por 3 a 2 y se consagró campeón nuevamente del segundo torneo más importante del viejo continente, detrás de la Champions League.
Segundo título consecutivo para los sevillanos que realmente se dieron cuenta que haber ido hasta el país polaco valió la pena.
Un desarrollo de juego que tuvo de todo, situaciones de peligro en los dos arcos, un ida y vuelta sin respiro, se jugó como una verdadera final en el que ninguno no regaló absolutamente nada. Terminó siendo para los españoles aunque los ucranianos estuvieron cerca de dar el gran golpe.
El que abrió la cuenta en el marcador fue el Dnipro que se puso en ventaja a través de Karilic apenas comenzado el duelo. El vigente campeón igualó por intermedio del polaco Krychowiak.
Y al rato, una de las figuras de los de Andalucía iba a dar vuelta el resultado, el colombiano Carlos Bacca hizo la segunda conquista en un trámite parejo y complicado para los dos. Los ucranianos estaban ante la posibilidad de hacer historia y jugaron el partido de sus vidas.
Como si nunca hubieran tenido o tendrán a futuro una final de esta magnitud. Así fue como llegaron al empate antes que finalice el primer tiempo con un tanto de Rotan. Los espectadores han sido testigos de 45 minutos en el que hubo cuatro goles y suficiente emotividad.
En el complemento el nivel de juego no fue similar al primero. Ambos optaron una actitud un poco conservadora en el que el detalle o el mínimo error definiría al ganador.
La estrella y el jugador desequilibrante apareció cuando más se lo necesitaba, Bacca que ya habia convertido, marcó el único gol del segundo tiempo para darle la victoria y el festejo desaforado al equipo dirigido por Unai Emery.
En el bicampeón jugó de entrada Ever Banega quien recibió el premio a mejor jugador de la final, denominado MVP. Fue clave en el mediocampo con su buen control de pelota y una buena actitud ofensiva. El técnico lo reemplazó en el cierre para que el estadio le dé una ovación. El rosarino la recibió y saludó a los simpatizantes. El Sevilla levantó el trofeo y suma con este su cuarto Europa League. El club más ganador en esta competencia.