El proceso inflacionario vivido en los últimos años, puso en jaque el anterior gobierno kirchnerista. El no reconocimiento de dicho proceso, mediante la intervención del INDEC, y la postergación de medidas de coordinación de política económica, para contener o revertir el mismo, terminaron generando las condiciones de la primer devaluación en enero de 2014, y su fracaso frente a la creciente aceleración inflacionaria.

El cambio en las autoridades, luego de la victoria de “Cambiemos", puso en evidencia el descontento con un modelo de gestión y de administración de lo público.

A diferencia de los pronósticos realizados, el tipo de cambio nominal pudo estabilizarse luego de la salida del “Cepo Cambiario”, por lo que el objetivo de unificación cambiaria pudo ser logrado. Ahora bien, más allá de la administración del tipo de cambio nominal, que no deja de ser un elemento clave, como estímulo a la producción por mejora de competitividad y como traccionador de actividad para las economías regionales, es necesario mencionar que para que esto sea efectivo, el efecto “pass-trough” debe ser escaso, o en un ideal, nulo.

Dicho efecto, hace alusión al traspaso que tiene, una corrección del tipo de cambio, sobre la inflación interna. Esto quiere decir, el efecto sobre el aumento de precios, que puede tener una devaluación.

La situación no dista de presentar complejidades que deberán ser resueltas durante la gestión oficial. En primer lugar, debido a la desactualización de las series e indicadores de inflación por parte del gobierno anterior, no hay todavía, un termómetro oficial que mida el nivel de precios en la Argentina, por lo cual se ha sugerido utilizar otros como referencia (estimaciones de San Luis, y de la CABA).

En segundo lugar, y en relación a esto, la metodología instrumentada por el BCRA en coordinación con el Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas, para contener el proceso inflacionario, depende de anuncios de Metas de Inflación, que no tienen soporte oficial al no contar con estadísticas, lo cual dificulta la tarea de hacer converger el nivel de precios en un sendero decreciente, teniendo en cuenta , que hasta el tercer trimestre según anunciaron las autoridades del INDEC, no habrán estadísticas de precios.

En este sentido, el gobierno ha elegido una metodología para combatir el proceso inflacionario, que precisa de indicadores de inflación, pero que prescinde de los mismos.

Así, anunciar metas inflacionarias se torna por lo menos complejo. Hay algo para destacar respecto a la política instrumentada, y que se condice con los anuncios efectuados en los últimos tiempos. El gobierno actual reconoce a dicho fenómeno como un tema de agenda, y no “hace la vista gorda”, indicando que los esfuerzos se están canalizando en los problemas a resolver.

Me gustaría mencionar lo siguiente como un tema a debatir ¿Fueron los aumentos de precios previos a la salida del cepo, parte del fenómeno de traspaso a precios?

¿O sólo fue el efecto que tienen las expectativas de los agentes, ante la incertidumbre cambiaria y una estrategia de búsqueda de rentas? Creo, y esta es mi opinión, que al menos los aumentos de precios atravesados en los últimos días tienen más que ver con el efecto de expectativas y la especulación, teniendo en cuenta que el tipo de cambio se estabilizó en valores mucho menores a los proyectados. Queda por ver todavía el efecto sobre los precios de la situación tarifaria y de las Paritarias en los próximos meses.