Muchas son las parejas de celebrities y famosos que se casan, se divorcian, se vuelven a casar y se vuelven a divorciar. Una persona puede pensar que uno de los dos es el problema y es verdad. Ejemplos hay muchos: Richard Burton y Liz Taylor, Nathalie Wood y Robert Wagner, Maddona con Sean Penn, Carlos León, Guy Ritchie, Melanie Griffith con Don Johnson y Antonio Banderas y la lista sigue. Los motivos, son varios: celos, engaños, que uno de los dos ganan más que el otro en cuanto a salario y así sucesivamente. No son capaces de sentarse, hablar y analizar cada paso en la pareja, entonces lo pagan con cifras importantes como ir de batalla en batalla ante los tribunales para resolver sus conflictos, ¿por qué sucede eso?
Por no ser maduros, ser inconstantes, porque no asumen sus partes de culpabilidades. Eso es lo que pasa con los celebrities y famosos, se ciegan, no ven, todo son exclusivas, venden hasta su propia alma, cuando la intimidad se debe resguardar como sea.
Si uno tiene problemas con su pareja, vuestras parejas no deben pagar por lo que no se está satisfecho/a. Después de un día terrible, es lo más lógico que no estemos de buen humor. Los nervios están a flor de piel y el riesgo de conflictos es alto. Debemos procurar, sin embargo, que nuestra pareja no se convierta en blanco de nuestras iras. Si no sabemos frenar a tiempo, la relación puede acabar resintiéndose.
Si una persona está alterada, lo primero de que debe hacer es reconocerlo y seguidamente, tomar conciencia de sus sentimientos.
De esta manera comprenderá que la culpa de vuestro mal humor, lo la tiene vuestra pareja y que por lo tanto, no tiene sentido enojarse con este o esta.
A continuación, intenta calmarte. Busca en tus propios recursos para relajarte: música tranquila, respira hondo, haz algún deporte para sacar esa furia que llevas dentro, mira televisión, un programa que te agrade y despeje la mente.
De esta manera, te resultará más fácil pensar con objetividad y buscar una solución dentro de ti.
Trata de ser sincero/a contigo/a mismo/a y con tu pareja. Verbaliza tus problemas antes de llevarte por tu propio enojo. Di lo que te sucede y juntos encontrarán la solución, pero de modo tranquilo.
Adopta una actitud proactiva, busca una solución a tu problema, por ejemplo: si tu hija ha sacado una mala nota, explícale que es su responsabilidad estudiar para que no le sucedan otra vez o si bien necesita un refuerzo porque tu no eres muy entendida en un tema, es mejor que otro se lo explique y aplique ese conocimiento con responsabilidad.
Siempre hay salida a los problemas, todo es aprendizaje. Cualquier cosa antes de discutir, es preferible sentarse calmadamente, en caliente no se soluciona nada y una relación que comenzó tan bonita, puede terminar mal por unos segundos de ira.