El anillo o sortija es un adorno que ha perdurado por siglos, desde la Edad de Piedra, pasando por la Edad de los Metales, hasta nuestros días. Si bien funcionó como objeto de decoración de los dedos de manos y pies, siempre ha significado algo para las diversas culturas que se desarrollaron en la historia de la humanidad.

Este objeto peculiar se compone de tres partes: La primera es el aro, la segunda es el chatón y la tercera es la gema o piedra que se engarza sobre el chatón. No siempre los artesanos colocan piedras sobre este, pero siempre los materiales más utilizados en la fabricación fueron el oro y la plata, principalmente y en menor medida, el hierro, el acero, el marfil, el ámbar, el vidrio y maderas de diversos tipos.

En el chatón se imprimen letras o nombres, y según las gemas utilizadas se reconoce la procedencia. Por ejemplo, los romanos y los etruscos utilizaron el anillo plano, sólo con chatón, como símbolo de nobleza, hasta que Septimio Severo y la República comenzaron a otorgarlo a los diversos funcionarios militares y políticos del imperio. Los Senadores utilizaban un anillo de hierro y los embajadores uno de oro. En el caso de los cartagineses, el anillo era símbolo de esclavitud.

En la Edad Media, comenzaron a utilizarse anillos con gemas, trabajadas, como diamantes, amatistas y esmeraldas. Fueron los árabes los que introdujeron la idea del anillo como compromiso de matrimonio y esto se extendió a todos los ámbitos occidentales, tomándolo como hábito.

La iglesia católica implementó el anillo como símbolo de alianza de los sacerdotes y obispos con la institución, y le dio la función de sello ante los veredictos, cartas o enunciados emitidos por los distinto ministerios. Así podemos decir que el anillo del Pescador era utilizado por los cargos menores, como sacerdotes, y el anillo episcopal por los altos funcionarios del catolicismo.

Otra característica es dónde lo utilizaban los distintos pueblos. Los romanos generalmente lo usaban en el dedo anular y los pueblos nórdicos en el dedo medio de la mano izquierda. Los pueblos americanos también lo usaban en los dedos de los pies.

El valor de los anillos fue diversificándose hasta llegar a nuestros días. Debido a la explosión que generó la revolución industrial, la producción de anillos pasó de lo meramente artesanal a lo masivo, implementando nuevos materiales, como el plástico, el cobre y el acrílico como materias primas utilizadas en la elaboración de bijouterie.

La diversidad de este objeto no sólo se da hoy en sus formas sino también en los precios, que varían de una simple argolla de fibra de vidrio a una joya multimillonaria y única con engarces en piedras de las más raras y únicas del mundo. Como las exhibidas en la Quinta Avenida de Nueva York o en Londres y París, capitales del glamour, donde los clientes más refinados acuden sin demora para conseguir un "Cartier".

Las variantes en materiales, la oferta y la demanda crecieron, lo que no quita que los significados que se le den no sean los mismos. El anillo de promesa, el anillo de compromiso y el anillo de matrimonio o alianza, marcan para los occidentales tres pasos que culminan con la vida conyugal. Para las logias masónicas demuestran las jerarquías de la orden, así como en las iglesias cristianas. Mientras que los adolescentes de hoy intentan jugar a darles nuevos significados a este ornamento que apareció en los albores de la humanidad, el anillo sigue siendo objeto de discordia en la Moda de este tiempo.