¿Es mejor el pavo que el jamón cocido? Supongamos que lo que nos piden es la comparativa de los dos tipos de embutido cocido, la pechuga de pavo y el jamón de cerdo. Dos clásicos en debate.

Como su nombre ya nos indica, lo primero que debemos pensar es que se trata de dos tipos de carne diferentes (ave y cerdo) y que la carne está tomada de partes del animal también diferentes (el pecho en el primer caso, el muslo en el segundo caso). El hecho de que lo consideramos mejor o peor irá en función de lo que nos interese encontrar.

Por ejemplo, si lo que estamos buscando es una baja proporción de grasa, la pechuga de pavo será nuestra elección. El pavo es de las carnes con un contenido más bajo en grasa y la parte de la pechuga es la de menor proporción.

Si lo que vamos a buscar es palatabilidad, sin duda el jamón cocido de cerdo nos atraerá más.¿Uno de los motivos? Pues lo mismo que nos ha hecho descartarlo en el punto anterior: la cantidad de grasa. A pesar de ser también bajo en grasas, el jamón cocido contiene más que el pavo, lo que hace incrementar su sabor y le da una textura más jugosa.

La baja cantidad de grasa de ambos productos (entre un 3 y un 5% el jamón y poco más del 1% en el pavo) y el proceso de cocción al que se someten, hacen que tanto el uno como el otro sean considerados productos más digestivos, aptos para incluir en situaciones en las que es conveniente exigir pocos esfuerzos a nuestro sistema digestivo (una gastroenteritis, por ejemplo).

Durante mucho tiempo la carne de cerdo estuvo bastante desprestigiada por considerarse que aportaba mucha grasa, que contribuía a hacer subir los niveles de colesterol en sangre y el peso corporal de quien comía. Con los años se ha podido demostrar que esto no es así y que, si bien el cerdo contiene partes muy diferenciadas en cuanto a contenido graso, esta grasa es mayoritariamente insaturada, comparable a lo que nos aporta el pollo o el pavo, lo que permite incluir las partes más magras del cerdo dentro del grupo de productos proteicos de consumo más habitual.

Si buscamos un bajo contenido en sodio o sal, pensamos que por mucho que popularmente hablemos de "jamón", este nombre no es un reflejo de su composición nutricional, ya que contiene muy pocos azúcares (adicionado en el mismo proceso de elaboración) y, por el contrario contiene bastante sal, a razón de 450mg en una ración de bocadillo (50g de producto).

Una cantidad similar la encontramos en la pechuga de pavo. Por lo tanto, si estamos siguiendo una dieta en la que haya que controlar la cantidad de sal, debemos tener presente esto y calcular cuánto jamón o pavo podemos comer para no cometer excesos.

También tenemos a nuestro alcance versiones de jamón cocido y pechuga de pavo cocido con más bajo contenido en sal. Fijémonos bien con las etiquetas antes de adquirir un producto.

Otra de las diferencias entre estas dos carnes elaboradas la tenemos en el hierro. El pavo es una carne blanca y, por tanto, con un contenido más bajo en hierro que el cerdo, que para algunos es catalogada como carne roja.

En resumen, y volviendo a la pregunta inicial, "¿es mejor el pavo que el jamón cocido?" No podemos contestar con una sola afirmación, ya que en muchos aspectos nos aportarán nutrientes diferentes. Dependerá de cada persona y de lo que requiera y pueda comer.