No oigo, no escucho, no veo. Ese parece ser el lema de la familia presidencial mexicana. Ni los reclamos por su millonaria mansión, ni la indignación hecha pública de ese país por su despilfarro en su viaje con la familia real de Londres, ni los gritos ahogados por la delincuencia detienen la felicidad de la primera dama de México, Angélica Rivera, de irse de compras con sus hijas.

En el programa Suelta la Sopa, transmitido por Telemundo en Estados Unidos, mostraron unas imágenes exclusivas de la esposa del presidente Enrique Peña Nieto derrochando dinero en las boutiques más prestigiosas de los Ángeles.

Y la pregunta es, ¿de dónde vendrá el dinero para tener esos lujos, de sus 13 telenovelas o del bolsillo de los mexicanos?

Hace unos meses, cuando el escándalo de su casa de casi 100 millones de pesos, salió muy, pero muy ofendida a 'regañar a los mexicanos' y dijo que ella era una mujer autosuficiente y que tenía la capacidad económica y recursos propios que le han permitido construir un patrimonio para ella y para sus hijas. Y ahora, sorda a los reclamos de los mexicanos por los constantes despilfarros de la familia presidencial, ella y los suyos siguen dándose la gran vida, visitando los lugares más lujosos del mundo y creando controversia en muchos de los sitios donde es vista.

Hace algunos meses protagonizó un escándalo cuando se encontraba en uno de los restaurantes más costosos de Miami, donde su personal de seguridad presuntamente acosó al periodista Fernando del Rincón que se encontraba ahí.

Hace unos días, en Londres, su reunión con la reina Isabel, en un encuentro de Estado, fue noticia por el altísimo costo de los elegantísimos vestidos que utilizaron ella y su hija, Sofía Castro.

Ahora, dicho ciclo internacional de espectáculos la sorprendió en una jornada de intensas compras en una de las ciudades más exclusivas del mundo, Beverly Hills.

Y como un domingo cualquiera, se fueron al prestigioso mall 'Beverly Hills Center', junto a sus hijas, producto de su matrimonio con el productor 'El Güero' Castro, y sus hijastras, las hijas del presidente Peña Nieto, y algunas amigas.

El paseo duró cerca de tres horas, tiempo en el cual visitaron casi todas las tiendas.

Más tarde salieron y se dirigieron a la lujosísima boutique Badgley Mischka que vende vestidos que cuestan entre 10 mil y 15 mil dólares y que mención aparte merece, es el lugar donde la reina de Arabia Saudita compra mucha de su ropa.

Era Sofía Castro quien buscaba el vestido perfecto para presumir su holgado y millonario estilo de vida, pues está cerca de salir de la preparatoria. El que le gustó costaba 20 mil billetes verdes, pero quizá le pareció poca cosa porque de ahí se fue a 'Dolce & Gabbana'. Allí la 'gaviotita' se probó otro vestidito de 10 mil dólares con un cinturón de cristales Swarovsky -quizá lo quería de brillantes-. Luego prefirió salirse e ir a Versace, Prada y Tiffani a buscar bolsas de cinco mil dólares que le combinaran con su atuendo.

En la lujosa óptica 'Lord of Optic' fue donde encontraron el accesorio perfecto para el verano, porque todas salieron de lente oscuro.

Ya cansadas de tanto caminar, por la noche fueron a cenar al restaurante brasileño Fogo de Chao, muy frecuentado por la farándula por su carta de carnes de primera calidad, donde cada plato cuesta mínimo 61 dólares.

Parte de la investigación apunta a que, imaginando que la seguían, prefirió no salir con bolsas de ninguna tienda… pero que todo lo que quería lo pagaba a discreción y pedía que se lo enviaran.