¿Porqué fue elegido como el modelo ideal para las publicidades nazi? Por un simple motivo: cumplía con los requisitos del popular "niño ario". ¿Qué significa esto? Que era rubio, blanco y de ojos azules: el modelo perfecto nazi. Gerhard Bartels fue el modelo de búsqueda de muchos jóvenes para que formen parte de este cruel clan. Luego de 80 años, el veterano alemán relató anécdotas sorprendentes, dentro de las cuales se incluye su encuentro con el Führer.
Con tan sólo 4 años de vida, su rostro ya era popular en Alemania, ya que era el centro de atracción para la unión de más y más niños. En 1936, se produjo su primer encuentro con Hitler. Isidor Weiss, tío de Gerhald, fue el propulsor de esta reunión, y el que había dado con el dictador alemán en los comienzos de la Primera Guerra Mundial. Además, un singular detalle que indicaría que no fue casual el encuentro: los padres de Bertels eran dueños del hotel Alpenhof, asentamiento que solía frecuentar el Führer. El niño "víctima" en aquel entonces citó que aquel día fue más que singular, y sus padres le ordenaron que no podía jugar con otros niños ni ensuciar su lujoso atuendo, ya que calificaron de "día especial" aquella jornada de 1936.
La inocencia de aquel niño hoy la recuerda con una sonrisa. "Estaba contento de ser fotografiado, ya que pensé que me iban a dar un pedazo de pastel de manzana" -afirmó Bertels. Además, recuerda haber sido sometido por obligación a esta sesión de fotos, y agrega: "Yo era muy pequeño, pero sabía que estaba siendo manipulado".
Lo increíble de esta historia es la cantidad de años en los que Gerhard Bertels vivió en silencio, y en el final se animó a desenvolverse más aún, caracterizando a Hitler: "Hitler era un gángster. Los nazis me usaron con fines de propaganda. Se me usó para mostrar el amor de Hitler por los niños. Pero todos los dictadores hicieron lo mismo, desde Mussolini a Stalin".
Actualmente, tiene 83 años y ya pasaron 79 años de aquella famosa toma fotográfica. Maravillosa experiencia; una de las tantas que fueron vividas durante la Segunda Guerra Mundial, período que seguramente alberga infinitas anécdotas que el mundo aún no conoce.