En el salón contiguo al aula Pablo VI, el presidente cubano Raúl Castro y el Papa Francisco analizaron los aspectos positivos y las materias pendientes de lo que se conoce como la normalización de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba.
A su vez, establecieron una agenda de lo que será la visita de Francisco a la isla, en septiembre de este año. Según la información del Vaticano, Cuba será la primera escala en el viaje de Bergoglio a Estados Unidos, que prevé un encuentro con Obama el 23 de septiembre y que incluirá en la agenda las ciudades de Washington, Nueva York y Filadelfia.
El hermano de Fidel Castro, en una conferencia de prensa que brindó en la sede del gobierno italiano junto al primer ministro Matteo Renzi, confesó haberle dado la mano a Francisco, tocarse el pecho a la altura del corazón, y decirle al oído que esta era la visita más importante de toda su vida. También contó que Jorge Bergoglio le pidió que rezara por él cuando concluía la charla.
Raúl Castro, que arribó a Roma desde Moscú, venía de realizar una gira por Argelia y Rusia, donde el pasado sábado había participado del histórico desfile por los 70 años de la rendición de la Alemania nazi ante el Ejército Rojo.
Es de público conocimiento que, para Francisco, la cuestión del papel ruso en la coyuntura actual europea está entre sus oraciones y es uno de los problemas a los que le dedica especial atención.
Desde hace años que la Iglesia Católica cubana sostiene el diálogo para que: "Cuba se abra al mundo, con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba", expresión del Papa Juan Pablo II, en lo que fue su visita a La Habana en el año 1998.
Hace tiempo que en la nación caribeña, el cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino viene planteando la necesidad de construir iglesias nuevas, posibilidades para trasladarse y comunicarse, la utilización y el acceso a los medios de comunicación, situaciones que están en línea con la iniciativa de la Santa Sede para lograr el denominado "deshielo" entre la isla y Norteamérica.
Finalmente, al término de la reunión se intercambiaron obsequios. Raúl Castro le regaló a Francisco una medalla confeccionada para festejar los 200 años de la catedral de La Habana, mientras que el Papa, tal como lo hace con todos los jefes de Estado y gobierno que lo visitan, le obsequió la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y un medallón con la imagen de San Martín de Tours.