Ayer a la noche con una amiga hablamos sobre los bares de la ciudad. Luego de hablar con ella se me vino a la mente la vez en la que fui a parar a un bar de mala muerte.

Esa noche me había sentado en la barra de ese bar, un tipo con un muy buen traje tomaba notas de madrugada en un cuaderno de tapa negra.

«En algún momento voy a perder la memoria – me dijo – y con estas notas aunque te parezca medio tonto voy a poder reconstruir lo que fui, mi historia. Tengo muchos de estos cuadernos y todos están escritos por mí. Anoto cada cosa cada detalle, por mas insignificante que parezca, inclusive esas cosas que me pierdo de hacer por culpa de estar escribiendo en el cuaderno.

Voy a anotar inclusive, que esta misma noche estuve hablando con vos, aunque no tenga la menor idea de quien sos».

Al otro lado de la barra de ese bar tomaba un trago con calma un tipo abrigado con una saco tan sucio que parecía lleno de barro. Yo estaba en medio de los dos. Ni siquiera me miro, pero el tipo del saco sucio me hablo a mi: «¡Te están viendo la cara! Ese tipo te esta diciendo boludeces. ¿No te das cuenta que arrastra toda su vida en un cuaderno como si fuese un puto contador?. Me juego las pelotas que se corta el pelo en la peluquería de los travestís ahí en la galería de la Gral paz.

Mira pibe, fijate mi saco. Mi saco no te va a mentir. Es mi memoria, toda mi conciencia. En este saco no existe una sola mancha que no pueda producir placer o insomnio.

Mi saco logra pudrir el jabón.

Lo llevaba puesto el día que conocí a mi novia y el día cuando rompí con ella y cuando a la salida de un bar como este me agarre a piñas con un amigo porque discutimos. Hay mucha más vida en esta mierda de saco que en todos los cuadernos del puto ese».

Se tomo de un trago a la copa y levantó la voz: «Che, vos, el del cuadernito!

Te voy a decir algo: La autopsia de este saco diría mucho más de la vida de una persona, que todas esas pelotudeces que anotas con tu mierdita de letra de sastre. Este saco ladraría si alguien se animara a plancharlo.

¿Me escuchas, maestro? Decime ¿Cómo puede ser que te alejaste tanto de tu oficina? Porque tu cursiva es demasiado buena para que hayas llevado una vida realmente interesante.

La vida que vos estas buscando, la vida de verdad, no ve, es ciega y no escribe con cursiva, escribe con manchas». «Haber si bajamos los humos, que la noche esta linda y no quiero sacarlos», dijo el barman. «Esta todo bien, loco. Ni a palos ensucio de frutilla mi saco».