La explosión se produjo el viernes a la madrugada en un ‘barrio residencial’ de Kabul, capital de Afganistán, causando la muerte de quince civiles y alrededor de 240 heridos. El incidente fue provocado por un ‘camión bomba’ y, según la información de la agencia AFP, constituye uno de los primeros embates tras la sustitución del Mullah Omar, líder de los talibanes.
El histórico jefe falleció hace dos años y, la semana pasada, se conoció la noticia de su muerte, provocando una división interna entre las facciones rebeldes talibanes. Fundamentalmente, tras el nombramiento de Akhtar Mohamed Mansur, como nuevo dirigente insurgente.
El atentado en la zona residencial ‘Shá Shaheed’, situada al este de Kabul, destruyó gran cantidad de propiedades, un comercio de frutas y generó ‘un cráter’ de amplias dimensiones; cuya profundidad fue de, aproximadamente, diez metros.
El acontecimiento es atribuido a las fuerzas insurgentes talibanes, opuestas al nuevo jefe Mohamed Mansur. Sin embargo, los rebeldes talibanes no se han atribuido la autoría del hecho. El vocero de dicha facción, Zabihulá Moyahid, indicó que no estaba al “corriente” de la ofensiva.
Por su parte, el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani Ahmadzai, según un comunicado oficial de la presidencia, realizó una visita a un hospital de Kabul, a cargo de la ‘ONG italiana Emergency’, en el que se encontraban numerosos heridos, víctimas de la explosión.
En este sentido, el jefe de Estado afgano, se refirió al fallecimiento de personas inocentes en este tipo de atentados suicidas y consideró, que al perpetrar estas acciones “los enemigos del pueblo afgano no cosechan más que vergüenza”.
En tanto, desde la policía de Kabul sostienen como principal hipótesis del ataque, que no estaba destinado al barrio residencial en el que ocurrió, sino que fue dirigido a una torre militar cercana al lugar del incidente.
Cabe destacar que, si bien, los talibanes no admiten, en general, su responsabilidad sobre la muerte de civiles en sus ataques, estos son las principales víctimas de la crisis en Afganistán. La misma, se inició en el año 2001 tras la caída del régimen talibán. En base a una misión de la ONU en Afganistán, denominada ‘UNAMA’, durante los primeros seis meses de este año, han muerto 1.592 civiles y resultaron heridas otras 3.329 personas, en actos suicidas como el ocurrido en el barrio de ‘Shá Shaheed’.
Vale decir, que en diciembre de 2014 la OTAN se retiró de Afganistán y, desde ese momento, el ejército y la policía quedaron desprotegidos ante la ola de ataques por parte de los rebeldes talibanes, cuya presencia en el país es cada vez más contundente.