El autodenominado Estado islámico (EI) ha destruido tres torres tumba en la ciudad de Palmira. Según confirmó hoy el jefe de antigüedades de esa ciudad, Mamum Abdulkarim, en diálogo con la agencia de noticias siria, Sana, el derrumbe de las torres se produjo hace aproximadamente diez días.

La acción del grupo terrorista yihadista forma parte de un plan de destrucción de monumentos y obras religiosas preislámicas, que son consideradas por dicha facción como elementos de idolatría, fundamentalmente las estatuas.

En las últimas semanas, el grupo insurgente ha derribado también dos emblemas de la antigua ciudad siria, construcciones que tenían un gran valor arquitectónico, socio- histórico y simbólico; se trata de los templos de Baalshaminy de Bel.

Ambos integraban el complejo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.

En relación con las características arquitectónicas de las torres funerarias derribadas, según la información del periódico El Nuevo Herald, Abdulkarim indicó que se trataba de “las tumbas mejor preservadas y más bonitas”.

Entre ellas, se encontraba la de Elahbel, que contaba con cinco plantas y fue emplazada en el año 103 antes de Cristo. Los techos tenían como principal decoración retratos en bajorrelieve y los pisos superiores, se alineaban a los nichos funerarios. Asimismo, la torre de Jamblique, cuya construcción data del año 83 antes de Cristo, y la de Khitot, también fueron dinamitadas.

En efecto, la American Schools of Oriental Research (Asor) de Boston, dio a conocer imágenes satelitales, en las que se muestran siete tumbas derruidas.

No obstante, otras torres aún permanecen intactas, de acuerdo a las últimas imágenes difundidas el día miércoles.

La ofensiva terrorista yihadista continúa el proyecto de devastación cultural y humana, ha derribado emblemas arquitectónicos y monumentos históricos en Irak y, desde que tomó posesión de la ciudad siria de Palmira, en el mes de mayo, redujo a escombros diversas estatuas cristianas e islámicas.

Asimismo, vale decir que en uno de los actos homicidas de la agrupación extremista, murió decapitado Jaled al Asaad, quien se desempeñó durante 40 años como director arqueológico de Palmira.