El Congreso de Diputados del Reino de España decidió, por segunda vez, rechazarmayoritariamente la candidatura del candidato Pedro Sánchez, cabeza del Partido Socialista Obrero Español. Sánchez confiaba en obtener el apoyo del partido de centroderecha Ciudadanos y un sector del Partido Popular (partido al que pertenece el actual mandatario, Mariano Rajoy).

El 2 de marzo anterior, también había obtenido una reacción negativa del órgano legislativo del país ibérico, en donde PSOE cuenta con 90 diputados de 350. El Congreso está compuesto por el Partido Popular (mayoría y actual Gobierno) con 123 escaños, 42 de Podemos (centroizquierda liderada por Pablo Iglesias) y 40 de Ciudadanos, entre otras agrupaciones menores.

Sánchez intentó durante enero y febrero entablar gobierno con Ciudadanos y Podemos, pero los pedidos de ésta última coalición (que incluyen un giro a la izquierda en lo económico y político, además de alentar al referéndum de las autonomías nacionales) eran incoherentes con las expectativas de Ciudadanos y PSOE en conjunto.

De ahora en adelante se esperan dos meses más para que los candidatos principales reúnan los apoyos necesarios para lograr la tan ansíada investidura, y en caso contrario, se convocará a elecciones a mitad de año. Es importante destacar que por protocolo, el rey debe "invitar" al candidato deseado para formar gobierno, lo que funciona como un envión importante a la hora de lograr la aprobación en el Congreso.

La incertidumbre sobre el nuevo gobierno genera inestabilidad económica, imprevisibilidad financiera y dificulta pensar en políticas a largo plazo en España. Nuevas encuestas aseguran que cambiaría radicalmente la repartición de escaños en el Congreso, con una suma importante de votos para Podemos (centroizquierda) y Ciudadanos (centroderecha), ante el fracaso repetido de coalición del histórico PSOE.

"Pedro, atrévete a ser presidente de un Gobierno de cambio"

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, utilizó el humor para proponerle a Pedro Sánchez una coalición de izquierdas. Durante su discurso, fue aclamado y abucheado en igual medida.