La denominada crisis del fordismo es una crisis principalmente estructural. Los cambios constantes en su contexto son tan grandes que redefinen sustancialmente las relaciones de trabajo y sociales, las cuales, hasta el día de hoy, se definen en términos de una nueva categoría central, denominada flexibilidad, un tipo de indicador de gestión. Entonces, podemos decir que nos encontramos en una nueva fase de regulación, que se encuentra principalmente caracterizada por la flexibilidad de la relación salarial, denominada por muchos "post-taylorismo".



Podemos denominar las cinco definiciones más importantes de flexibilidad como un tipo de indicador de gestión que conllevan a cinco dimensiones de la propia relación salarial y sugieren otros muchos significados:



-Como capacidad de un adecuado ajuste de los equipos para así poder enfrentar una demanda variable en composición y volumen, los conocidos como equipamientos flexibles.

-Como buena adaptación de los trabajadores para que así puedan realizar diversas tareas, sean tanto sencillas como complejas.

-Como una excelente posibilidad para poder variar el volumen propio del empleo y la durabilidad del trabajo en función de la coyuntura global o local.



-Como una perfecta sensibilidad de los salarios con respecto a la situación del mercado de trabajo y de las empresas.

-Como una buena forma de eliminar los dispositivos legales que no son favorables al empleo en materia de políticas sociales y fiscales.

Estos puntos plantean dos diferenciadas líneas de flexibilidad como tipo de indicador de gestión. La primera es la externa o numérica, que se refiere principalmente a la relación que presenta la empresa con el propio mercado de trabajo: la sustitución del modelo actual denominado "contrato por tiempo indeterminado" por un modelo mucho más flexible en los conocidos procesos de contratación.

La segunda es la flexibilidad tecno-organizativa o interna, interna de la organización y que consigna tanto a la adaptabilidad de la organización del trabajo como al equipamiento flexible, a la polivalencia de los puestos y a la constitución de equipos de trabajo.



En varios países latinoamericanos, que presentan una situación basada en el ajuste estructural, la desregulación de mercados, la restauración productiva, la desocupación, la competencia a niveles internacional y nacional, la economía subterránea y el trabajo informal emergente, entre otros, empieza a plantearse la propia necesidad o a formarse planes de flexibilización de los modos de contratación y de las relaciones laborales y productivas, a las que se las denomina habitualmente "reformas laborales".

Ellas tratan principalmente los cambios del sistema normativo, con la finalidad de llegar a flexibilizar las relaciones contextuales. Estos cambios tienen como objetivo principal la adaptación de la sociedad y las instituciones a un innovador modelo de desarrollo que se impone rápidamente a niveles internacionales, en donde la calidad es un componente extremadamente angular.