Hace unos días una pareja homosexual fue agredida e insultada en una plaza de la capital de España, única y exclusivamente por ser homosexuales. Esto acabó con múltiples contusiones y hematomas. Este sí que es un buen final para una noche de fiesta. Unas copas, unos bailes y dar una paliza a unos maricones (entiéndase el sarcasmo).

España es un país donde el respeto hacia los demás brilla por su ausencia. Se puede pasear por las calles sin ningún problema y sin que nadie sea molestado, en tanto se sea tal como la sociedad quiere que seas. Mientras seas un ciudadano que se adapte a lo que la sociedad quiere de ti no tendrán absolutamente ningún problema, no serás molestado ni agredido.

Si no eres así, entonces atente a las consecuencias.

Evidentemente no todos son así, no todo el mundo se dedica a y cito textualmente "cazar maricones", "enseñarles a ser hombres" o "enseñarles lo que se siente con un bate metido por el..." bueno, dejémoslo en que no todo el mundo es así. Sin embargo la sociedad no acompaña y muchos supuestos hombres de bien llenan las ondas de calificativos sobre los homosexuales que hacen que temamos que las palizas a los homosexuales no sean ni puntuales ni de frecuencia descendente.

Algunas de las frases que cada pocos días llenan los oídos de los jóvenes españoles son como la siguiente. "A una persona le puedo decir que tiene una deficiencia que es lo que es, pero eso no justifica que deje de estimarla y ayudarla.

Con todos los respetos digo que la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación. En nuestro cuerpo tenemos muchas deficiencias. Yo tengo hipertensión, ¿me voy a enfadar porque me lo digan? Es una deficiencia que tengo que corregir como pueda".

Luego la gente se pregunta por qué existen personas que piensan que lo lógico que hay que hacer con un homosexual es darle una paliza, insultos aparte, para ver si entiende lo malvado y desviado de su comportamiento. Tal vez se debería cuidar más las mentes de los infantes y menos lo que cada uno haga en su propia cama.