El sexo vende. Lo ha hechoantes y lo seguirá haciendo en el futuro. Una forma muy sencilla de obtenerresultados en cualquier producto audiovisual es la polémica procedente de losmás bajos instintos del ser humano y el principal, el sexo. Por ello muchosvideojuegos apuestan por reducir su potencial mercado para lograr una mayorpenetración (prometo que no es un juego de palabras) en el resultante de lacalificación por edades. Cuanto más se sube el nivel de edad recomendado paraun producto audiovisual menor es el mercado de potenciales compradores yusuarios de dicho producto.

En el caso de los videojuegos, además, suelen sermás estrictos al tratarse de una actividad proactiva, por lo que podemos llegara ver escenas que califican al producto para mayores de dieciocho años pero queen una película no elevarían tanto el nivel. Sin embargo incluso reduciendo elpúblico potencial se obtiene una mayor compra en el mercado resultante alservir dicha prohibición de efecto llamada.

Esto es lo que parecen haberpensado los creadores de Dragon Age:Inquisition, ya que han introducido una fuerte apuesta por el contenidosexual, lo que en muchos países lanza directamente a cualquier videojuego a lacalificación como juego únicamente para adultos y que debe ser evitado porpersonas de menor edad.

Según lo descrito en suclasificación, el juego incluye desnudos, actividades sexuales explícitas ymuchos diálogos de esta naturaleza. Todo esto, sumado al habitual lenguajerepleto de términos altisonantes y a la violencia explícita de la que ya hahecho gala la serie en el pasado (y que volverán a estar presentes para laocasión, como es por otro lado muy lógico), ha conseguido que el juego se lleveuna clasificación de M (para adultos).

Este juego será lanzado el 21de noviembre en Xbox 360, PlayStation 3, PC, PlayStation 4 y Xbox One. Con loque cubrirá dos de las tres principales marcas de plataformas de videojuegosque actualmente hay en el mercado, además de las siempre recurrentescomputadoras personales tan típicas en los juegos de rol.