Los candidatos del Partidode los Trabajadores y del Partido de la Social Democracia Brasileña habíanfirmado un tácito pacto de no agresión. A la vista de los malos resultados queel juego sucio y los golpes bajos dialécticos estaban destruyendo la campaña yllevando la intención de votos a niveles paupérrimos, decidieron que hablaríande los temas que interesan a la nación y dejarían de acusarse mutuamente de loserrores que pudieran haber cometido en el pasado.
Sin embargo, cuando eljuego no sale como esperabas existen dos tipos de jugadores. Por un ladotenemos a aquellos que se sientan ante la mesa, vuelven a pedir cartas yencuentran la manera de reponerse o morir con la frente muy alta y sabiendo quehan hecho todo lo que estaba en sus manos para ganar y hacer, en este caso, lomejor para su país y para todos sus habitantes, se gane o se pierda.
Por elotro tenemos a aquellos que deciden que es mejor tirar las cartas y la baraja ymirar a ver si, mientras todos se preguntan las razones de esa actitud, sepuede lograr sacar algo en claro y en limpio de esas marrullerías.
Aécio Neves ha decidido queesta última es la decisión correcta y ha vuelto al juego bronco para el últimodebate antes de las elecciones. Ante su desventaja en las encuestas y las previsionesque hablan de una derrota del Partido de la Social Democracia Brasileña, sucandidato entró en un programa de máxima audiencia para volver a acusar algobierno de corrupción y mal uso del aparato público por parte del partido desu oponente. Dilma Rousseff, que se mantuvo en una actitud más defensiva,decidió no entrar a las provocaciones de su oponente político y concluyó suintervención con un alegato dirigido al Brasil más pobre, el que parece noimportar a su rival.
“Les doy mi palabra de que no vamos a permitir que nada ninadie os quite lo que habéis conseguido. Brasil ha hecho que crezcáis y quemejoréis de vida. No vamos a permitir que eso vuelva atrás”.
Este último debate hamostrado los dos tipos de candidatos que tenemos: quien habla de corrupción yquien habla a los brasileños.