Ayer a las 18:20, hora española, supimos que se había producido el primer caso de ébola fuera de África. Fue en Europa, más concretamente en España. Una auxiliar de enfermería que había atendido a los dos misioneros españoles repatriados, el primero de ellos en agosto y el segundo a finales de septiembre. Al día siguiente de la muerte del segundo de los misioneros, Manuel García Viejo, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, Teresa Romero Ramos, se tomó unas vacaciones. Fue el día 26. El día 30 presentó los primeros síntomas: fiebre y astenia.
Se puso en contacto con el hospital de Alcorcón (Madrid), pero no le dieron importancia. Las pruebas pertinentes no se le realizaron hasta el día 6 de octubre, ayer lunes.
Se le hicieron dos pruebas, la segunda de control, y ambas dieron positivo. Según apuntan algunos profesionales y sindicatos sanitarios españoles, el contagio se ha debido a una serie de irresponsabilidades cometidas por el gobierno del país. En primer lugar, la repatriación de los misioneros fue un error sumamente grave, pues los manuales de seguridad contra alertas nucleares, químicas y biológicas (NBQ) ya advierten de que no se debe trasladar a las personas enfermas en tales casos. En segundo lugar, las políticas de recortes que el gobierno español está llevando a cabo en el sector sanitario han actuado negativamente en la gestión del traslado de los misioneros infectados: las medidas de seguridad, el equipamiento y la formación de los profesionales sanitarios eran insuficientes para hacer frente al problema.
A esto hay que sumarle el hecho de que el personal sanitario que ha tenido contacto con los enfermos no ha sido puesto en cuarentena. Únicamente se ha hecho un pequeño seguimiento, consistente en tomarles la temperatura dos veces al día. Dicho seguimiento no ha tenido el efecto deseado, tal y como muestra el caso de la enfermera infectada a la que no se le han hecho las pruebas hasta pasados seis días de la aparición de los síntomas.
Por otra parte, ni siquiera se sabe con certeza con cuántas personas ha tenido contacto la mujer, desde que los síntomas hicieron acto de presencia. Desde este punto de vista, en este momento se han puesto en cuarentena a unas 50 personas. Por lo que respecta a Argentina, por el momento se respira con tranquilidad, pues todavía se piensa que la enfermedad no llegará al país. No obstante, las alarmas se están comenzando a disparar.