El primer contagio de ébola fuera de África producido entoda la historia se ha dado en España. Dado que se trata de una enfermedad tanterrible y peligrosa, el mundo entero está pendiente de lo que ocurre en estepaís europeo. Son miles las noticias que circulan por la red hablando del temaen distintos idiomas. Se hace complicado, en estas circunstancias, sacar algoen claro. No obstante, trabajando duramente se puede llegar a aclarar algunacosa.
Lo primero de todo es que las autoridades de aquel país parecenno haber sabido manejar la situación con sensatez.
Repatriar a los misionerosinfectados ya fue una temeridad, pero después se ha sabido que el procedimientofue bastante temerario. Ni los sanitarios recibieron formación, ni contaban conel equipo adecuado.
Lo segundo que hay que destacar es que las autoridadessanitarias han tratado de culpabilizar de lo ocurrido a la enfermera. Elcontagio de ébola, desde este punto de vista, habría sido causado por unanegligencia de esta. A este respecto, hacen alusión a un momento en el que ellaentró en la habitación en la que se encontraba el segundo misionero infectado yal salir se tocó la cara. Claro está, las cámaras instaladas no grabaron esemomento. Da la impresión de que el gobierno español está tirando por el caminofácil, en lugar de esclarecer el asunto para saber qué ha pasado realmente.
En tercer lugar, llegan noticias del pánico que se estácomenzando a desatar en España. Sabemos que muchos sanitarios se niegan aatender a la enfermera infectada, por lo que se está echando mano deprofesionales que se encontraban desempleados. Incluso los equipos de limpiezase niegan a limpiar la habitación en la que Teresa Ramírez, la enfermeracontagiada de ébola, había pasado un día en aislamiento.
De hecho, hayprofesionales sanitarios que dicen haber sido coaccionados.
Por último, sabemos que el hospital Carlos III, en el que seencuentran actualmente seis personas ingresadas, una de ellas la enfermeracontagiada de ébola, está preparando una nueva planta para acoger a posiblesnuevos infectados. De modo que se espera que haya más.