En esta ocasión, el saldo del temporal se cobró tres vidas, pérdidas materiales de particulares, cierre de colegios, anegamientos, evacuaciones, y la lista podría continuar unas cuantas líneas más. Tigre y Luján, fueron dos de las zonas más afectadas, aunque el temporal de lluvia y vientos fuertes que azotó a gran parte de la provincia de Buenos Aires dejó resultados negativos de distinta magnitud. Es cierto que el cambio climático se está sintiendo, pero también es real que estos problemas no se registraban con tanta frecuencia como ahora. Tal vez sea otra vez el hombre uno de los responsables.

No es la primera vez que el clima sorprende a los habitantes de Buenos Aires, inclusive, como se trata de una situación que suele reiterarse cuando el tiempo se vuelve inclemente, muchos de ellos cuentan con planes de contingencia personales e implementos a los que recurrir en esos casos. La cuestión es que, más allá de las obras que se fueron desarrollando en el último periodo, la situación es crítica en varias zonas y no se puede encomendar a los rezos que la situación cambie, como expresó el secretario de Seguridad de Luján, Héctor Navarro: "rogamos que a partir de ahora, que se estabilizó (el río Luján) empiece a bajar". Lo interesante sería evitar el problema y no dejar en manos de la buena fortuna lo que pueda pasar.

En este sentido, un buen punto de partida puede ser abordar las transgresiones que el planeamiento urbano está teniendo frente a la preservación de los humedales, cuya función, entre varias más, es ejercer un control de las aguas, protegiendo las zonas costeras. En otras palabras, sin humedales, la costa no tiene una "barrera" que contenga el agua.

En este sentido, el planeamiento urbano que se está proyectando y concretando en muchas zonas específicas del Gran Buenos Aires a través de barrios privados como las construcciones de Nordelta, significan la eliminación de bajos y humedales, protección natural de la costa. Como consecuencia directa, las inundaciones son cada vez más frecuentes.

Las voces del silencio. Se habla de mejoras en la infraestructura, de obras sanitarias y preparación de equipos en caso de que ocurra más allá de los esfuerzos por evitar un desastre natural, pero poco se escucha del planeamiento urbano, los barrios privados y la desaparición de los humedales. Como corolario de la situación, y dando una mirada rápida al escenario después del temporal, hay que destacar que la mayor cantidad de afectados no son precisamente quienes viven en countries. ¿Alguien dirá algo al respecto? Las soluciones parecen estar, falta el accionar.