El pasado 20 de noviembre, el autobús ecológico que funciona a base de desechos alimenticios y excrementos humanos hizo su primer recorrido oficial. El original autobús realiza un servicio que va desde el aeropuerto de Bristol hasta la ciudad de Bath, Inglaterra, y tiene la capacidad para transportar a cuarenta pasajeros.
El director de la compañía de autobuses "Bath Bus Company", señaló que el servicio no solo estará disponible para los pasajeros que vayan a viajar en avión, sino también para los transeúntes a lo largo de la ruta. En la búsqueda de energías limpias que no contaminen la atmósfera, el ingeniero Mohamed Sadiqq, de la compañía GeneCo, filial de Wessex Water, diseñó este autobús de color verde y con el llamativo dibujo de personas sentadas en el "trono".
El combustible de este vehículo está compuesto esencialmente de gas biometano procedente de desechos orgánicos. El combustible se genera en la compañía de aguas residuales de la empresa Wessex Water. A las afueras de Bristol, en Avonmouth, llegan las aguas a través de las cañerías y allí se procesan, descomponiendo los desechos y produciendo el biogas. Los usuarios no notarán ninguna diferencia en el ambiente con respecto a los autobuses regulares, las fuentes de energías renovables no tienen olor.
Mohammed Saddiq, afirmo que las heces de una sola persona al año, pueden generar el combustible necesario para que un vehículo recorra sesenta kilómetros. Hoy por hoy, en el Reino Unido ya se utiliza este gas extraído de excrementos en la calefacción de las casas.
En vez de contaminar el aire con las aguas negras, en todos los países deberíamos ya utilizar esta técnica para producir combustible energético limpio.
Ya en el 2010, GeneCo realizó diversas pruebas para evaluar la viabilidad de este tipo de combustible con un coche con biometano producido durante el proceso de tratamiento de aguas residuales.
La Comisión Europa galardonó en el 2013 a la ciudad de Bristol como la Capital Verde Europea. La ciudad con 400.000 habitantes incluso cuenta con su propia moneda, la libra de Bristol, para impulsar su propia economía local.