De acuerdo con el National Institute of Neurological Disorders and Stroke, un Accidente Cerebro Vascular (ACV) se presenta cuando el flujo de la sangre regular se obstruye. Puede observarse en dos modalidades: Por una partes, el Isquémico: Constitución de coágulos en las arterias que nutren el cerebro y/o se instalan en la cavidad cerebral. El 75% de los casos se da de esta manera. y por otra el Hemorrágico: Aparición de sangrados en el interior del cerebro o en las capas que lo rodean, a raíz de la rotura de un vaso sanguíneo.
Primeros signos sintomatológicos.
Dentro de estos se encuentran: adormecimiento o debilidad de un sector del cuerpo (mitad de la cara, un brazo o una pierna). Impedimentos para hablar, comprender y deglutir; extravío total o parcial de la visión en uno o en los dos ojos; dificultades para caminar o sostener la coordinación de movimientos y el equilibrio; vértigo y visión doble; dolores de cabeza muy fuertes y súbitos, sin causa aparente y más intensos que una migraña común.
Cómo actuar de inmediato frente a los perjuicios. Aunque se vayan los síntomas, corresponde llamar de inmediato a un servicio de emergencias porque así se incrementan las posibilidades de recuperación y baja la probabilidad de que queden secuelas.
Cada minuto que pasa tras el surgimiento de un ACV es crucial para prevenir los perjuicios en la actividad motora del cuerpo, el lenguaje, la vista, el desempeño psíquico y por supuesto la muerte.
Cómo ayudar hasta que venga el médico. Lo primero que hay que hacer es evitar que se duerma la persona que ha sufrido un evento cerebro vascular; acostarla con una o varias almohadas y evitar que se caiga; ubicarla de costado para que la saliva o un vómito no bloquee sus vías respiratorias; no administrarle ningún fármaco, ni siquiera uno que baje la presión arterial, tampoco líquidos y/o alimentos.
Si el individuo es diabético, hay que controlarle el nivel de glucosa en sangre.
Cuidados para no padecer un ACV. El accidente cerebro vascular es el principal motivo de discapacidad. Los factores de riesgo son tabaquismo, sedentarismo, mala o insuficiente alimentación, alta ingesta de alcohol, Consumo de drogas, como cocaína y marihuana, diabetes, latido irregular del corazón, migrañas, anticonceptivos orales, alteraciones en la coagulación de la sangre, procesos infecciones y/o dentadura en mal estado.
Cuándo es imprescindible efectuar un control médico asiduo. Se aconseja realizar una consulta médico con regularidad fundamentalmente en caso de tener hipertensión arterial, colesterol alto u obesidad.
Personas propensas al ACV por factores no modificables. Se pueden presentar bajo las siguientes circunstancias: Herencia: Sujetos con antecedentes familiares de enfermedad cerebro vascular o coronaria son una población de riesgo. Edad: Se duplica el peligro de caer en un ACV cada década a partir de los 55 años. Sexo: Los varones son más propensos que las mujeres, aunque en el sexo femenino el ACV es habitual que revista mayor gravedad. Antecedentes personales: Quienes ya atravesaron por un ACV son más proclives a otro episodio. Infartos silentes.