La forma de hablar de un porteño, habitante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es verdaderamente atrapante, a tal punto que el norteamericano Dustin Luke, no puede dejar de imitarlos. Desde que conoció la ciudad empezó a estudiar más sobre sus habitantes y hoy es conocido como "El Yanqui Argentino". Entendernos no es fácil, pero aquí les damos los tips para lograrlo.
Si un porteño quisiera esconderse en cualquier parte del mundo, pasaría por inadvertido hasta el momento en el que dijera la primera palabra, que seguramente sería: 'Che'. Esa es la forma en la que nos dirigimos a los otros, reemplaza al nombre y de alguna manera lo que estamos queriendo decir es: "Hey, préstame atención, voy a hablar".
Y si esta es la palabra más usada, seguramente en el segundo puesto se encuentra el 'boludo' si no es que están cabeza a cabeza, es decir, a la par. Sus usos pueden ser muchos y varían según el contexto y la entonación, pero no sólo puede ser un apelativo coloquial y cariñoso, también puede ser un insulto, equivalente a imbécil o estúpido.
¿Por qué nuestra tonada es muy particular? Tal vez por el yeísmo, esa "y" que siempre está tan marcada, porque no decimos "calle ", sino 'cashe'. Además de hablar en voz alta y con esa actitud de que nos comemos el mundo. Pero lo que más nos caracteriza es el voseo, es decir, el tratamiento de "vos" y no de "tú". Eso lleva a cambiar la acentuación de las palabras esdrújulas terminadas en vocal, es el caso de: escuchame, contame, decime y tantas otras.
Pero sin duda la inmigración europea, principalmente española e italiana de fines del siglo XIX y principios del XX, marcó nuestro estilo de vida y nuestro lenguaje, dando origen al "cocoliche". Es decir, el resultado del intento de hablar español de aquellos inmigrantes italianos. A partir de allí surgieron palabras como: birra (cerveza), capo (se refiere a jefe, pero hoy también se usa para dedignar a alguien que es un entendido en el tema), laburar (trabajar), groso (grande, genio), gamba (pierna) y muchas más.
Y esto no es todo; el "cocoliche" se mezcló con otra jerga, que también estaba surgiendo en los barrios bajos de Buenos Aires donde nació el tango: el lunfardo. Muchas de sus palabras se usaban en las canciones y de a poco se fueron extendiendo en toda la población. Hoy es muy común que digamos pucho, si lo que queremos es un cigarrillo, cana para referirnos a un policía, o fachero, para identificar que una persona es linda o está bien vestida.
Ahora bien, si estás pensando en darte una vuelta por Baires, hay algunas cosas que tienes que tener en cuenta. Somos culturalmente materos, es decir, que tomamos mucho mate. Para que te armes una idea, es una especie de té que se prepara con un yuyo que se llama yerba. ¡No te asustes! Esta es legal. Así que si te dicen: ¿Tomamos una mates? Ya sabes. Consejos importantes: Se hace una ronda en la que se va pasando en mate. Se comparte la misma bombilla, la cual no se revuelve y no se da charla (no se debe demorar). Cuando la ronda termina, se vuelve a empezar.
Por otro lado, decimos muchas malas palabras, así que no te ofendas, no te asustes y no lo tomes como algo personal.
Tenemos varias frases armadas que usamos con frecuencia.
Aquí unos ejemplos:
- "Estás al horno": significa que algo está muy complicado.
- "No le llega el agua al tanque": no puede pensar.
- "Quiero morfar ya": quiero comer ahora.
- "Es un chamuyero": persona que te hace creer cosas que no son para conseguir algo.
Sobrevivir en esta ciudad parece difícil, pero puedo asegurarte que tiene algo más que atractivo, porque el acento porteño es único y tan seductor que te atrapa.