A simple vista, las 170 butacas de Teatro de Cámara de City Bell estaban ocupadas por hombres y mujeres fundamentalmente coetáneos a la artista, que fueron a escucharla. Esa mujer de calzas, remera de seda y taco aguja negros es la cantora de tango contemporánea en la cima de ese movimiento cultural porteño y arrabalero que todavía se alimenta de las composiciones de Pascual Contursi, Lepera, Homero, Salgán y Rivero, de principios del siglo pasado.

Un impecable piano de cola ejecutado por Marcelo Macri de espaldas al público, durante hora y media acompañó como una orquesta entera al micrófono que reprodujo la increíble voz de Adriana Varela.

El público se mostró más nervioso que la artista, quien al aparecer en el escenario pidió levantar las luces y comenzó a buscar, encontrar y saludar a cada amigo y amiga en el lugar, e incluso preguntarles "¿Cómo anda Marisa?", "¿No vino con vos Pototo?" "¡Hola amiga!", "Buenas noches City Bell". El show "A la Carta" que dio Adriana en City Bell durante la noche temprana del pasado viernes 11 de junio, fue como asistir a su departamento del Gran Buenos Aires y escucharla cantar a un sillón de distancia.

Primero evocó canciones que habrían sido pedidas previamente por la audiencia empezando por "Mano a Mano", "Los cosos de al lao", "Nada", "Ivette", "Afiches"; y "Malena", que se la dedicó a las mujeres de la sala y que "con su voz de alondra" fue sin duda uno de los momentos elevados de la noche.

Tras relatar la historia, abanico en mano, de cómo conoció a Joaquín Sabina; y tras la recomendación del madrileño, entonó "Con la frente marchita". Con el público más confiado empezaron a haber pedidos de tangos a viva voz: "hacé en aquella noche larga", gritó un hombre captando la risa de la cantora que comenzó los versos de "Fruta Amarga".

Después le pidieron "Amurado" y junto al pianista no pudieron recordar el tono; pero al ritmo de unos minutos, cuando finalizaron "Quién hubiera dicho", el pianista la miró y le mostró el tono de "Amurado", demostrando que la había "sacado" mientras entonaba el tango anterior.

También cantó "De la canilla", "En un feca", "Por una cabeza", y para finalizar evocó a su padrino artístico, "El polaco" Goyeneche, y cantó una de las más pedidas: "Garganta con arena".

Tras el segundo pedido de "otra", cerró con un tango dedicado "a los giles" llamado "Muchacho".

Adriana Varela demostró- más allá del premio Gardel que ganó hace dos semanas - por qué ya forma parte de la galería del tango. Que, aun cuando todavía le queda mucha cuerda para dar, ya será recordada como aquella cantante que supo encontrar Juan Alberto Badía, Nestor Marconi y Roberto Goyeneche cuando Argentina volvía a acostumbrarse a la democracia.