El libro "El coronel no tiene quien le escriba" es una obra breve y maravillosa. Es un relato de menos de cien páginas, pero que deja mucho por analizar. Toca diversos tópicos que son muy cotidianos en estos tiempos: ausencia de patria, irresponsabilidad hacia aquellos que dieron su vida por su país, tristeza, soledad a pesar de la compañía, pobreza y acciones que perjudican a uno, pero que especulan que salvarán a la familia. Pero también deja en claro algunos atributos de las personas, como la esperanza de poder cambiar la situación actual, la paciencia y respeto.
El coronel (porque el autor no menciona un nombre) vive con su esposa en su casa. La mujer sufre de asma y la mayoría de las noches se ataca. Ambos perdieron a Agustín, su hijo, ya que lo mataron por divulgar información clandestina. Viven bajo un gobierno de tipo dictadura donde a las once de la noche suena la campana que indica que comienza el toque de queda. El coronel y su esposa cuidan a un gallo, el cual alimentan y tratan de mantenerlo en forma porque es utilizado para la riña. Este animal era cuidado por Agustín, pero como murió, ellos deciden cuidarlo y tomar esa actividad como la herencia que les dejó su hijo.
El coronel va todos los viernes hasta la oficina postal a esperar que llegue “la carta”.
Esa carta, que venía esperando desde hacía quince años, era la pensión por ser veterano de guerra. Pero la carta nunca llega. Siempre llegan sobre para otros, por ejemplo para el médico o para “Don Sabas”, el hombre más rico del pueblo. Pero nada para él. Por eso el título de la obra. Importante reflexión puede uno hacerse acerca de qué tan honroso es “servir a su patria”, si tu patria después no recompensa lo que uno hizo por ella.
O preguntarse qué sentido tiene haber dado todo por tu país, si después él no hace nada por uno. Éstos y otros tantos interrogantes surgen a partir de lo que uno lee en la obra de García Márquez.
Otro tópico del libro para resaltar es el sacrificio que hace la familia por el gallo. El coronel y su esposa son una pareja de clase baja, al punto que tienen que comprar y decirles que lo pagarán “cuando salga la pensión”, a pesar de tener la incertidumbre de si la pensión llegará.
Lo más destacado de esto es que ellos llegan a pasar una noche sin comer por alimentar al gallo, su única luz de esperanza económica. Una decisión bastante extraña tomada por el coronel, pero que, a la vez, muestra el esfuerzo que hizo por querer prosperar. La esposa estaba en contra de tener al gallo, quería que lo tuvieran los vecinos del pueblo, que los cuiden y alimenten ellos.
Muchas discusiones hubo entre el coronel y su esposa por la tenencia o no del animal en la casa. El coronel llegó al punto de preocuparle más la salud del gallo que la de su esposa, la cual sufría cada vez más los ataques de asma. Por eso ella lo trata de “desconsiderado”, por no valorar los cuarenta años que vivieron juntos y todo lo que pasaron y si valorar la salud de un animal que ni siquiera podían mantener.
Destacado el nivel de “Realismo mágico” de la obra, típica del autor. Un libro bien distintivo de García Márquez: denso, lineal, sin sobresaltos, pero con temáticas reales referidas a problemas que ocurren en Latinoamérica llevadas a la ficción. Una obra que lleva a la reflexión: ¿Qué tanto vale lo que uno hace?; ¿se reconoce lo que algunos hacen por su país y por otras personas?; ¿Qué haría uno en el lugar del coronel?; ¿Tan injusta puede ser vida con algunos humanos?