Con un texto sencillo, pero bien dirigida la dinámica que logra Albornoz no decae durante los 50 minutos de duración, donde sobresale las actuaciones y una gran estética en la puesta.
Sharon Luscher, Flor Quintana y Juan Tupac Soler se lucen con naturalidad, compenetrados cada uno en su personaje se pasean entre el público y logran una gran química emocional. La iluminación es sutil pero encantadora, sin escenografía tan solo un par de espejo y un viejo televisor sin señal. Una sala despojada pero colmada de virtuosa expresión artística que se vuelve minuto a minuto más cercana al oyente.El sencillo vestuario es de Josefina Romanel y la asistencia de direcciòn esta en manos de la cordial Liza Taylor.
Rivalidades e intercesiones afectivas en una historia de amor armada y desarmada en un breve tiempo.
Resulta atrayente tanto en lo actoral como en lo visual, conmueve al espectador al generar distintas emociones en un mismo espacio. Una buena opción para cerrar mágicamente un fin de semana. Se presentan cada domingo a las 20hs, en el enigmático espacio “Silencio de Negras” en Luis Sáenz Peña 663 en Capital Federal.