El adiós no se dice, una pieza teatral moderna pequeña y emocional. Esta obra es un claro ejemplo del nuevo teatro vanguardista. Intimista, enternecedora y musical, la misma sumerge al espectador de lleno en la trama. Una experiencia directa con los intérpretes, quienes plasma los encuentros y desencuentros que se pueden dar en una relación de amor. Los actores actúan entre los espectadores de forma natural e intimista en un living de una casona antigua como invitando a ser visto de manera llana sin límites ni ocultamiento alguno.

Con un texto sencillo, pero bien dirigida la dinámica que logra Albornoz no decae durante los 50 minutos de duración, donde sobresale las actuaciones y una gran estética en la puesta.

Sharon Luscher, Flor Quintana y Juan Tupac Soler se lucen con naturalidad, compenetrados cada uno en su personaje se pasean entre el público y logran una gran química emocional. La iluminación es sutil pero encantadora, sin escenografía tan solo un par de espejo y un viejo televisor sin señal. Una sala despojada pero colmada de virtuosa expresión artística que se vuelve minuto a minuto más cercana al oyente.El sencillo vestuario es de Josefina Romanel y la asistencia de direcciòn esta en manos de la cordial Liza Taylor.

Un dúo que conforman un singular amor enrarecido por los recuerdos, una lucha a quererse y dejarse ir. ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Quien olvida? Necesidades encontradas, una renuncia al amor no aceptada. Una batalla entre dos amantes en el difícil tiempo contemporáneo donde en el amor es difícil permanecer, pero la esperanza nunca se pierde.

Rivalidades e intercesiones afectivas en una historia de amor armada y desarmada en un breve tiempo.

Resulta atrayente tanto en lo actoral como en lo visual, conmueve al espectador al generar distintas emociones en un mismo espacio. Una buena opción para cerrar mágicamente un fin de semana. Se presentan cada domingo a las 20hs, en el enigmático espacio “Silencio de Negras” en Luis Sáenz Peña 663 en Capital Federal.