Con esta frase, pronunciada durante una cadena nacional en septiembre de 2014, la presidente Cristina Kirchner denunciaba un plan para voltear a su gobierno con ayuda proveniente de Estados Unidos. Hoy, luego de la muerte del fiscal Nisman, sus palabras toman otro cariz. ¿Qué sabía en ese entonces la presidente?
Si hay algo que todo el que la conoce le pondera a Cristina, es su inteligencia. Aunque también es tristemente célebre por proferir frases que, muchas veces, se toman a la ligera o dichas fuera de contexto. Así, hoy también toman fuerza sus palabras cuando en septiembre de 2012, otra vez en cadena nacional, dijo que "sólo hay que tenerle temor a Dios, y a mí un poquito..."
Y ante tanta inteligencia esta verborragia sinsentido empieza a tomar forma. ¿Es que acaso la presidente envía mensajes "encriptados" en sus encendidos discursos? Después del terrible hecho que sacudió al país hace una semana, y que pone en jaque la vida institucional de la Argentina, amén de habernos convertido en el foco de las miradas del mundo, podemos preguntarnos cuánto sabía Cristina, y desde cuándo, de estos juegos de espionaje que parecen haber copado la banca.
Si se analiza la situación, corriéndonos un poco para ampliar el panorama y tener una visión más extendida en el tiempo, el fiscal Nisman venía investigando esta "causa de encubrimiento paralela" desde hacía un año y medio o dos, cuando comenzó a escuchar las conversaciones de D'Elía con representantes iraníes. Nisman trabajaba codo a codo con Jaime Stiusso, quien dirigió los servicios de inteligencia hasta diciembre pasado, cuando fue removido de su cargo por la presidente. Tal vez Stiusso había advertido a Cristina sobre el peligro inminente de una operación de inteligencia norteamericana tendiente a poner fin a su gobierno, fruto de las relaciones comerciales de Argentina con gobiernos considerados hostiles y terroristas como los islámicos; o por los acuerdos firmados con China, Venezuela y Cuba; o por el giro en la investigación de la AMIA que llevaba a cabo Nisman y que ahora la complicaba enormemente. Y es aquí cuando la frase "si me pasa algo miren al norte" cobra otro sentido, toma otra fuerza, y no queda tan descolocada e incluso sobredimensionada, como quedó en el momento en que la pronunció la presidente.
La primera carta que escribe vía Facebook, en la que hace mención a datos concretos a los que aún no se había accedido, como el que el fiscal dejó a su hija sola en el aeropuerto de Barajas, llama poderosamente la atención. Muy bien informada, con datos certeros y concretos, la presidente dejó entrever que su manejo de la información va más allá del mero conocimiento conseguido con la lectura de diarios o viendo los noticieros.
Ese "lo necesitaban muerto", que hoy hasta el gobernador de San Juan repite en su primera declaración sobre el tema, debe encerrar también mucho más de lo que suponemos. ¿Cuánto sabe Cristina? ¿Cuánto que nosotros, simples mortales, no llegamos a vislumbrar?
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