El fiscal Alberto Nisman, quien la semana pasada acusara a la Presidenta Cristina Fernández, al canciller Héctor Timerman y a otros funcionarios, de 'encubrir' la participación de Irán en la voladura de la Amia en 1994, fue hallado muerto esta madrugada, lo que ha producido una profunda conmoción en todo el país.
Les había ordenado a sus custodios que lo pasaran a buscar ayer, domingo. Ante la falta de respuestas, estos se comunicaron con su madre, quien se trasladó hasta el domicilio del fiscal, ubicado en Puerto Madero. En el baño encontró el cuerpo ya sin vida de Nisman, junto a un revólver calibre 22 y un casquillo.
Por lo que ha trascendido, el departamento no evidenciaba signos de violencia ni desorden. Sobre el escritorio estaban el expediente y la documentación que hoy debía presentar ante el Congreso de la Nación, en donde hablaría sobre la denuncia que formuló contra la Presidenta Fernández de Kirchner, el canciller Timerman y otros funcionarios del gobierno nacional. En la misma, el fiscal los había acusado de intentar despegar a Irán de su responsabilidad en el atentado contra la mutual judía, que en 1994 dejó un saldo de 85 muertos y alrededor de 300 heridos. Por esta razón, había solicitado su indagatoria y que se les librara un embargo de 200 millones de pesos.
Según Nisman, los implicados habían pergeñado un plan para "fabricar" la inocencia de los iraníes involucrados en el ataque, a cambio de llevar adelante acuerdos comerciales.
Esto fue rechazado rotundamente por el Poder ejecutivo, que consideró la denuncia "ridícula" y calificó al fiscal de mentiroso y de apoyar una operación de los servicios de inteligencia.
El cuerpo fue sometido a una autopsia y los resultados ya se encuentran en manos de la fiscal Viviana Fein, quien interviene en el caso para aclarar las causas del fallecimiento.
Se supone que en el transcurso de esta tarde o noche, difundirá los resultados. Fein precisó que no se habían encontrado cartas que indicaran un supuesto suicidio y que había ordenado la realización de pericias telefónicas, a diversas delegaciones de la policía federal y en las cámaras de seguridad del edificio en donde residía Nisman.