Camino a la concentración, nos encontramos con un corte de calle a seis cuadras: "Esta marcha se las trae", pensé. La sensación fue que las calles nos pertenecían a todas las personas que reclamábamos por el fin de la violencia física y psíquica.

Mientras esperábamos que se inicie la movilización, estuvimos sentadas en La Cañada, frente a una iglesia. En un nuevo pensamiento se me cruzó la paradoja: tan antigua, tan presente, tan machista.

18:15 se comenzó a marchar, desde Colón y Cañada al Olmos. Además de la principal consigna, hubo muchas relacionadas, como el pedido de legalización del aborto, discriminar entre trata y prostitución, calles libres del acoso, etc.

En el trayecto, hubo una situación que perduró por más tiempo en la cabeza, provocando lágrimas que se retuvieron para que no salieran de los ojos. Sentada en un cordón de la vereda, de la calle Colón, estaba Sonia Torres, Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba. La vi y comencé a pensar: ¿Cuántas uniones de voces necesita? Le quitaron su hija, su nieto/a, la golpearon, la custodia no le cumple y ella ahí: tan sólida, luchadora, juvenil, sencilla, única.

Además del unánime grito, se solicitó la Ley de Emergencia a nivel provincial y nacional, aumento en el presupuesto, que Córdoba se adecúe a la Ley Nacional de Protección Integral de las Mujeres, refugios y contención psicológica.

La mujer no puede volver a su casa donde la espera el enfermo.

Cuando nos retirábamos, un señor que se percibía alterado, se dirigió a nosotras.

-¿Qué es eso? -preguntó.

-¿El ruido? La alarma del 147 -respondí como si todas las personas que estaban en la calle supieran de la movilización.

-¡No! ¿Por qué hay tanta gente?

-aumentando la alteración.

-Ah, por la marcha "Ni Una Menos", es contra la Violencia de género. -contesté pacíficamente.

-Pero cortan todo. ¿A qué hora llego yo a mi casa? Esto está mal -se retiró.

Sin pensar en agradecer que no pasaran autos, quedé unos segundos anonadada en el medio de la calle. La realidad es que llegamos muy tarde y que falta una enormidad. Sin embargo, acá estamos. Miles en Córdoba, millones en el país.