El periodista Alejandro Bercovich denunció un presunto hecho de corrupción, donde se utilizarían fondos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para financiar la campaña a Jefe de Gobierno del diputado Martín Lousteau.

El informe señala que Emiliano Yacobitti, titular de la Unión Cívica Radical (UCR) en Capital Federal y secretario de Hacienda de la UBA, es socio indirecto, a través de empresas, del ex secretario de Asistencia Técnica y Pasantias de la universidad, Gastón Ricardo, y de José Luis Giusti, quien hasta hace dos meses era decano de la Facultad de Ciencias Económicas.

Giusti renunció inmerso en un escándalo, denunciado por su ex mujer por agresión, pero también por enriquecimiento ilícito. El ex decano no puede divir sus bienes con la mujer de la que se está divorciando, ya que, no puede justificar sus millonarias propiedades.

El informe apunta que Giusti, Yacobitti y Ricardo tienen vínculos con el laboratorio Medipack, que provee de medicamentos al Hospital de Clínicas, cuya administración depende de la UBA.

Aseguran que la compra de esos medicamentos se hace con sobreprecios. Según el periodista, ese desvío de fondos financia la campaña del diputado. No es descabellado pensarlo, Yacobitti es uno de los mayores impulsores de esa postulación.

Como si fuera poco, en la lista de legisladores que acompaña a la candidatura de Lousteau, se encuentran cuatro candidatos relacionados con este entramado: Maria Patricia Vischi, Marcelo Gouman, Ferderico Saravia y Bárbara Bonelli, que ocupan el tercer, sexto, noveno y décimo puesto en la boleta.

Esto explicaría, no solo el pésimo estado del hospital, sino también la primacía publicitaria de Lousteau sobre los demás, incluyendo a Mariano Recalde y Horacio Rodríguez Larreta, que cuentan con los aparatos de publicidad oficiales (nacional y porteño respectivamente).

Luego de presentar esta información, Bercovich denuncia haber sido amenazado por Juan Manuel Oro, hombre cercano a Yacobitti.

El diputado aceptó que conoce a Yacobitti, cosa innegable por que ya era público, pero negó vínculos con los demás. Respecto a la amenaza, no se pronunció.

Elisa Carrió, Ernesto Sanz, Graciela Ocaña y demás dirigentes que impulsan esta candidatura no se han expresado sobre la denuncia. Es curioso, su estrategia política apunta a la lucha contra la corrupción como primera prioridad.

Pero, cada vez más, las denuncias apuntan a un solo sector: el kirchnerismo.

Carrió, enfurecida por los negocios de los empresarios Cristóbal López y Lázaro Baez con el gobierno nacional, ya no habla del "Macri-caputismo", termino que usaba para hablar del beneficio que el jefe de Gobierno otorga a su amigo empresario, Nicolás Caputo.

Esto fue explicado por Carrió en un sincericidio: "Macri es corrupto pero es parte de la República".

Entonces, lo que importa no es la corrupción denunciada, eso es solo una excusa para atacar a las ideologías distintas. Solo por ser (supuestamente) republicano, Macri no debe ser críticado.

Para combatir la corrupción, es necesario democratizar las instituciones, garantizar más recambio en todos los poderes, y mayor control ciudadano, es necesario entenderla más allá de un gobierno.

Así lo expresó Lousteau: "Esto no es cuestión de un solo partido, sino de todo un régimen". Curiosamente, esas declaraciones fueron en la Facultad de Ciencias Económicas donde un año después, de ser ciertas las denuncias, le estarían financiando la campaña a través de desvío de fondos.