¿Te acordás de los cacerolazos y marchas en contra del gobierno de Cristina Fernández? ¿Te acordás de alguno en que no haya habido un micrófono y una cámara cada diez manifestantes? Incluso, con planos cuidadísimos para que pensaras que había más gente de la que había. Bien. Era tu derecho a la información, el cual celebro en todas sus formas

Hoy la plaza de Los dos Congresos está desbordada de gente. ¿Sabés que está haciendo ahí? Defendiendo la Ley de Medios, constitucionalmente votada por una amplia mayoría, que el presidente al que vos elegiste pretende derogar.

Ley que tenía proyectos cajoneados desde el gobierno de Alfonsín, allá con el retorno de la democracia y que costó años de ardua lucha poder concretar. Además del intento de atropello a un cargo institucional, el de Martín Sabbatella, que debe mantenerse en funciones hasta 2017 y al que quiere destituir.

¿Hasta aquí me seguís? Bien. Contame qué micrófono y cámaras te lo están contando. Con ese mismo derecho a la información que celebré en el párrafo anterior. Mejor te cuento yo. Para ilustrar este post tuve que valerme de capturas que tomé a través de mi celular, desde la pantalla de la única señal que mostró algo. No estoy allí porque mis horarios y distancias no me lo permitieron. Las fotos no son de primera calidad, pero me tomé el trabajo de dejarte hasta el horario en el videograph, para que veas que no estoy acudiendo a imágenes de marchas viejas.

Si llegaste a esta altura del post te recomiendo que no gastes energía en los viejos latiguillos de "van por el choripán" o "están pagos", porque de más está aclararte que el modelo al que defendemos, los que están ahí y los que posteamos desde aquí, ya no está en el gobierno. Con lo cual, difícilmente puedan seguir pagándonos si es que alguna vez realmente te tragaste el sapo de que íbamos por plata o interés.

Mejor, reservá tu energía para otro ejercicio que te propongo:

Dejá un ratito (solo un ratito) de lado la novela, el sainete de Pampita/Vicuña o La familia Ingalls con que tan amorosamente te adornan las tardes (no te digo que no mires los casos de inseguridad, porque milagrosamente ya no los hay) y agarrá un libro de historia.

O googleá. Buscá Natalio Botana (sí, ascendente de la cocinera rubia y prolífera). Buscá Crítica (el diario que fundó y dirigió hasta su muerte). Buscá Golpe de Estado a Yrigoyen en 1930. Leé sobre la intensa relación de ese derrocamiento con el ataque periodístico. Y después de todo eso, si aún te queda algún argumento válido, decime que la grieta la inventó el Kirchnerismo y que es patrimonio de nuestros días.

Si con todos estos datos, seguís sin entender cómo funciona el blindaje mediático y la influencia que el periodismo, bien llamado cuarto poder, tiene en la política de un país y en tu propia vida, entonces tiro la toalla. Vos volvé a Pampita y a la Familia Ingalls. Y yo terminaré de confirmar que en el país de los globos, cualquier piñata es presidente.