Por estas horas el mundo entero se encuentra polemizando sobre la visita del presidente de los Estados Unidos a Cuba y sus posteriores consecuencias (con el mejor sentido de la palabra) luego de dirigirse al pueblo isleño y a sus gobernantes. Cabe destacar que esta visita y este encuentro estaban postergados desde hace 88 años, cuando John Calvin Coolidge estuvo en tierras cubanas en el marco de la IV Conferencia Internacional de Estados Americanos. Esa fue la primera y la única vez que un mandatario estadounidense pisaría ese lugar.
Claramente nada está librado al azar en las decisiones de política internacional que toma Washington y mucho menos con respecto a Cuba, piedra en el zapato de muchísimos presidentes en la historia del país del norte.
Haciendo un balance de estos años en el poder por parte de Barack Obama [VIDEO], él mismo hizo la lectura de que había un pequeño detalle que le estaba quedando en el tintero...Cuba. No es que era un tema que le quitara el sueño ni mucho menos, sin embargo durante su gobierno la cuestión Guantánamo no fue menor y tuvo sus repercusiones, aunque no las que el mundo esperaba, o sea el cierre definitivo de ese centro de detención.
Esta visita y reunión con Raúl Castro no fue iniciativa de ninguna de las partes sino un acercamiento impulsado por el Papa Francisco, quién brega por el hermanamiento de estos pueblos separados por situaciones políticas por gran parte del Siglo XX. Le vino como anillo al dedo a Obama esta situación, ya que está transitando los últimos meses de su segundo período como presidente y el ítem Cuba iría indefectiblemente hacia el camino del debe.
Pero no fue así y si hay quienes creen que él o los pobladores más conservadores de la vieja escuela anticomunista, desean que el último bastión anticapitalista sea transformado para su progreso, está equivocado. Ésta reunión dejó en claro por parte de todos los actores, que en lo inmediato no habrá ningún cambio en la vida cotidiana de los cubanos, razón por la que esta visita, más allá de la vuelta a las relaciones, era la que supuestamente marcaba la agenda.
Nada de eso, terminó siendo un revuelo con mucho ruido y pocas nueces, aunque si se observa el marco en el que se dio y todo lo que eso conlleva, hasta parece un avance.
Los paladines de la justicia en el mundo, con su retórica de país ejemplo, intentaron aún en tierras cubanas marcarle algunas cuestiones sobre Derechos Humanos a Castro y fue quizás el piedrazo que esté último estaba esperando y su respuesta no tardó en llegar, "¿Qué país del mundo cumple con todos los Derechos humanos?, ninguno.
No se puede politizar". Palazo para un Obama que tiene un doble estándar con este ítem y por supuesto quedó perplejo y sorprendido por el suave ataque que recibió por elevación.
Las definiciones de Obama no fueron estridentes y terminó siendo un encuentro "para la foto" y no para mucho más. La tensión en la conferencia estuvo latente y el punto fuerte fue el bloqueo. " El embargo va a terminar, lo que no puedo decir con seguridad es cuando". Y claro...¿o que creían?