Caminar desde el 4 de julio, hasta el 9 de julio, en la República Argentina, no significa recorrer kilómetros y kilómetros a pie.Tampoco es subirse arriba de un enorme calendario, y hacer una especie de "rayuela" desde el casillero 4 al casillero 9.Recorrer ese camino es preguntar al mundo, al pueblo, a los gobernantes y a uno mismo ¿de qué independencia hablamos?

In your face, en tu cara

Ayer, 4 de julio de 2016, los EEUU festejaron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente en el Palacio San Miguel, su propia independencia. Por cuestiones políticas propias de la Argentina, este festejo aparece como más alegre, más emotivo, y más actualizado que años anteriores.La independencia de los EEUU, a lo largo de los siglos, se sostiene firmemente en base a armas, bombas, tiros, tanques y, como si fuera poco, una interpretación bíblica que limpia conciencias y legajos.

Un sueño de 1816

En el caso de la República Argentina, la Argentina soñada por Belgrano y otros próceres más anónimos, esa independencia está absolutamente condicionada, no por las armas (hasta hoy al menos) sino por una penetración cultural, religiosa, financiera y política, que impide que el camino hacia el 9 de julio, y más hacia ÉSTE 9 de julio del bicentenario, tenga aires de alegría. En todo caso, se parece a una plegaria, a una letanía silenciosa, que aguarda la revelación de esa independencia en algún futuro posible.

En esas jornadas históricas de 1816, lejos de anhelar una independencia que genere una nueva dependencia, Manuel Belgarno propuso, sin vueltas, que la naciente nación sea gobernada por la máxima autoridad de los pueblos originarios.

La propuesta de 1816,paradoja mediante, inspirada en la gesta del 4 de julio del norte, se separaba de esta última, al independizar y restituir, en lugar de independizar para poseer por la fuerza.

Caminar hacia la independencia real

Caminar hacia el 9 de julio, en Argentina será entonces, una enorme posibilidad para reflexionar sobre qué independencia festejar, y de quién es urgente independizarse. Por supuesto, si los del 4 de julio quieren y están de acuerdo.