El domingo a las 15:20 horas, la mamá de Agustín Nahuel seencontraba trabajando. En el departamento de la calle Yerbal al 2745 seencontraba con el niño de cinco años su padrastro Leandro Osvaldo Sarli de 33años. Llamó al 911 pidiendo unaambulancia urgente porque Agustín no reaccionaba. Alllegar lo encontraron inconsciente, le practicaron las maniobras dereanimación y lo trasladaron al hospital, pero fue tarde. El niño falleció porla gravedad de las heridas recibidas. En el hospital Piñeiro los médicos constataronque tenía múltiples traumatismos graves y un posible estallido del hígado porlo que hicieron la correspondiente denuncia a la comisaría 38° dandointervención a la jueza de turno correspondiente del juzgado de Instrucción N°4.

Por las incoherencias en su relato la Dra. Silvia Ramond dispuso ladetención del padrastro del niño de quien se sospecha le habría propinado unabrutal paliza que llevó al fatal desenlace.

Muchos vecinos conversaron con los medios, llegando algunos amanifestar que era de su conocimiento lo que padecía el pequeño, ya que algunasveces habían visto hasta en los lugares comunes del edificio cómo era víctimadel maltrato.

También se conoció la disposición de la jueza de instrucciónpara que un adolescente de 14 años participe de una cámara Gesell ya que seríaun testigo clave en el caso. No se sabe con certeza aún si este joven habríaestado en el departamento al momento de los hechos o si es un vecino que vio oescuchó algo.

La indagatoria del detenido fue pospuesta hasta tener todosestos elementos de prueba sumado al informe completo de la autopsia de Agustin.

El abuso y maltrato a los menores de edad es otro de losflagelos que van ligados a la problemática de la violencia social que variossectores de la sociedad viven denunciando dia tras dia.

Los más débiles seanmujeres, Niños o ancianos la padecen en el seno de sus hogares ante alindiferencia o impotencia de quienes los rodean. Muchas veces se denuncia y nose haya una respuesta de las autoridades que eviten estos crímenes pero muchasmás la indiferencia es cómplice.