Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se llama embarazo adolescente a los que son gestados por jóvenes entre 10 y 19 años de edad. En Argentina, de cada mil nacimientos, 55 corresponden a bebés de madres adolescentes. Esto después trae consecuencias negativas sobre el desarrollo personal de los afectados: dejan de estudiar y a veces tampoco trabajan. El problema también afecta a los 'padres adolescentes', por supuesto, pero es la mujer la que se lleva la peor parte, porque le cuesta más salir adelante si carga con un bebé.
Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Argentina tiene su índice de desarrollo humano muy alto, ya que se encuentra en el puesto 40 de esa lista.
Pero muchos índices sociales distan mucho de los países desarrollados. Por ejemplo, el número de embarazos adolescentes cada mil nacimientos es de 12, 5, mucho más bajo que el nuestro. Los números desfavorables para nuestra sociedad saca a la luz la poca o nula Educación sexual que reciben los jóvenes en sus casa y en las escuelas.
A pesar de que los métodos anticonceptivos son gratuitos en nuestro país, muchas chicas no los usan. El único requisito para acceder a ellos es un certificado médico, lo grave del caso es que pocas féminas se toman el trabajo de sacar turno y tener una cita con la ginecóloga. Las chicas prefieren informarse entre amigas, muchas veces la información es errónea y quedan embarazadas.
La problemática también revela la gran cantidad de abortos clandestinos que se realizan en el país, ya que se trata de una práctica ilegal.
Muchas mujeres mueren por no tener dinero para pagar un aborto en buenas condiciones de higiene y terminan yendo a una curandera que lucra con la desesperación de las chicas. Al abandonar la escuela por este tema, muchos jóvenes están condenados a empleos de mala calidad que reproduce y empeora la pobreza que ya tenían de antes. Hasta ahora ningún gobierno argentino pudo solucionar esta problemática, postergando una y otra vez el desarrollo de las próximas generaciones.