El hígado es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, funciona 24 horas al día y cumple más de 500 funciones vitales que son de suma importancia para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Las más importantes son:

La producción de bilis, la producción de proteínas y colesterol que convierten la glucosa en glucógeno para ser empleado como fuente de energía.

Tiene una función de depuración: este órgano recupera y transforma numerosos tóxicos para hacerlos inofensivos antes de eliminarlos. Destruye los glóbulos rojos y los glóbulos blancos que viejos, así como algunas bacterias presentes en la sangre. 
De síntesis: Intervine en la producción de los factores de la coagulación que permiten evitar las hemorragias. 


De almacenamiento: El hígado almacena las vitaminas liposolubles (A, D, K E) y el glucógeno. De este modo, almacena la energía bajo forma de azúcar y la pone a disposición del organismo en caso de que este la llegase a necesitar.

El hígado aun congestionado y cansado, se esfuerza siempre por trabajar.

Algunos principios simples nos permiten aliviarlo y devolverle su actividad.

Su trabajo, aunque indispensable y sabio, no siempre es suficiente: el estrés, la mala alimentación, el consumo de medicamentos… llegan a perturbar nuestros mecanismos de autolimpieza. Poco a poco, los excesos se van acumulando hasta que el cuerpo se agota. Es el momento en el que debemos actuar para descongestionar nuestros filtros naturales.

Señales de alerta

La expresión "hacer bilis" no tiene un sentido figurado, es literal. La medicina china actúa en el meridiano de la vesícula biliar, vinculado con el hígado, para aliviar la ansiedad que provocan la ira y el estrés. "El hígado, órgano clave para la digestión, es el encargado de producir la bilis, indispensable para digerir las grasas, que contribuye a la descomposición de diversas sustancias y filtra las toxinas que se encuentran en la sangre", explica el nutriólogo Arnaud Maloubier.

El hígado es un órgano "silencioso": la mayoría de las veces, sus afecciones no presentan síntomas. Cuando se les exige demasiado no nos hace sufrir directamente, pero inflama el vientre, perturba el aliento y entorpece el tránsito intestinal. Estas son algunas recomendaciones para darle cuanto antes el cuidado que necesita.

Para aligerarlo

Una alimentación adecuada es la base para mantenerlo en buen estado. Evita el exceso de alimentos procesados y aquellos abundantes en grasas saturadas y sal (como harinas blancas, azúcar refinada, embutidos, pasteles). En vez de ello, come verduras diariamente (especialmente alcachofas, que contienen cinarina, un purificador natural, y ácido clorogénico, una sustancia antioxidante) y sobre todo, fruta (uvas, tunas, mango, sandía).

El limón sigue siendo el desintoxicante por excelencia: "Muy rico en fructuosa (el azúcar natural de la fruta), la mitad de un limón exprimido al día alivia el hígado y facilita el trabajo de eliminación de bilis", señala el nutriólogo.

También puedes establecer uno o dos días "vegetarianos" al mes para facilitar la digestión. La fitoterapia (uso medicinal de plantas) es muy útil en casos de pesadez hepática. El hinojo, la salvia y el romero facilitan la producción y la evacuación biliar; la fumaria, la bardana y el diente de león revitalizan un hígado cansado, mientras que el boldo lo relaja. Estas plantas pueden preparase en infusiones y tomarse después de cada comida.