Mañana estaba previsto el estreno de la controvertida película, "La Entrevista" (The Interview) en Manhattan, New York, en el Cine Sunshine Cinema, pero ha sido anulada su presentación debido a las recientes advertencias intimidatorias. Amenazan con un nuevo 11-S y señalan, entre otras cosas, "vamos a estar en todos los lugares donde se proyecte "The Interview", pronto todo el mundo podrá ver la terrible película de Sony Pictures". Y añaden, "recomendamos a todos mantenerse alejados a esa hora, sino sufrirán un destino amargo y se verán sumergidos en el terror".
El grupo de hakers, denominado Los Guardianes de la Paz (The Guardians of Peace), ha estado haciendo todo lo posible para que no se visualice el mencionado film y, a pesar del nombre que se han puesto de Guardianes de la Paz, han amenazado a la productora Sony Pictures, a los cines e incluso a los espectadores que pudiesen acudir a ver la película.
Los protagonistas del film, Seth Rogen y James Franco, que iban a promocionar "La Entrevista" a través de los medios, cancelaron rápidamente todos sus compromisos al respecto y la cadena de cines Carmike Cinemas, con 2.623 cines repartidos por todos los Estados Unidos, ha manifestado que no proyectarán la cinta.
El 24 de noviembre, se piratearon cinco películas de los estudios Sony Entertainment y se colgaron en Internet, se sustrajeron datos personales, sueldos, información médica, etcétera, del equipo que trabaja en dichos estudios cinematográficos y de diversos famosos.
Los hakers difundieron por la red los números de la seguridad social y varios chismes. También amenazaron a altos ejecutivos de Sony por correo electrónico. A raíz de este ataque a la cinematográfica, dos de sus ex trabajadores, Michael Corona y Christina Mathis, denunciaron a la misma por no haber salvaguardado mejor sus datos con un sistema de seguridad más adecuado.
La película trata sobre un complot de la CIA para asesinar a Kim Jong Un, el máximo mandatario de Corea del Norte. El país asiático reconoció estar disgustado con la película y la consideran una burla pero no se atribuyen ningún acto vandálico. El FBI no ha encontrado ningún vestigio de algún plan terrorista, pero sigue con la investigación.