En la localidad de Arana, en lasafueras de La Plata, vive Marta, una perrita callejera adulta. Es morocha ella,medianita, con unos ojazos que todo lo miran desde ese hocico que ya estáblanco por la edad.

Duerme afuera de la subcomisaría,desde hace tiempo, quizás por las caricias y la comida que los oficiales le dano simplemente por el abrigo.

El jueves Marta fue protagonistade un hecho que merece la medalla al mérito, sin duda alguna.

Verónica Guanciarrosa, unaoficial principal de 31 años, se encontraba sola en la dependencia. Era laúnica uniformada y tenía la puerta cerrada con llave.

Marta estaba allí,afuera, como todos los días, cuando un hombre toca la puerta y le pide a laoficial le abra ya que “quiere radicaruna denuncia porque había sido mordido por un perro”. A la oficial no lepareció extraño ya que en la zona abundan los perros sueltos y era de suconocimiento que habían existido muchos hechos de mordeduras, por lo tantoprocedió a abrirle. El sujeto no hizo más que introducirse en el lugar que leasestó una puñalada en el pecho, no muy profunda afortunadamente, y luegocomenzó a pegarle puñetazos en el rostro. La joven policía intentó inútilmentereducir a su atacante, pero éste continuó con la golpiza hasta que Marta vio loque estaba ocurriendo, ingresó en la dependencia policial y se abalanzó sobreel agresor.

Éste tuvo que soltar a la mujer para poder defenderse del ataque dela perra, que logró morderlo en lacara forzándolo a huir. El sujeto, muy herido, corrió fuera de lasubcomisaría, se subió a una moto y huyó.

La oficial hizo un llamado dealerta y al momento acudieron sus compañeros al lugar. Su esposo también sehizo presente, para colaborar en su atención y traslado al Hospital Italiano,donde felizmente pudo comprobarse que la herida principal en el tórax de lajoven policía no era de gravedad.

Hasta este momento no pudo darsecon el paradero del atacante, ni conocerse fehacientemente el motivo de laagresión. Versiones y fuentes policiales conjeturan que probablemente elindividuo haya querido sustraer el arma reglamentaria de la oficial y esomotivó su accionar.

Lo cierto es que Martita ha salvadouna vida. Seguro que se ganó un hogar.