¿Por qué sentimos esa profundaemoción con las mascotas, especialmente perros y gatos? Quizás en estos tiemposdonde la banalidad y lo individual prevalecen, a la hora de recibir afecto,sólo la incondicionalidad de nuestros Animales no-humanos es lo que nos queda,que no es poco. Siempre se ha relacionado al caballo con la fuerza y lalealtad, al gato con la elegancia y la independencia y al perro, sin ningunaduda, la fidelidad. Virtud extremadamente escasa en estos tiempos. Pero hubouno en particular que es conocido en el mundo entero, y más de una lágrima seha vertido al recordar su historia o al ver alguna de las películas que se hanrodado inspiradas en él.
Hachi-ko fue un perro de raza AkitaInu, venerada como emblema en Japón, que nació en una granja en Odate, en 1924. Fue regalado a Eisaburo Ueno, ingeniero agrónomo y profesor de laUniversidad de Tokio. Éste cuidó de Hachi con una dedicación muy especialincluso a pesar de su propia familia: entre ellos se forjó un lazo realmentemuy fuerte. Hachi-ko acompañaba al profesor todos los días a la estación detren por las mañanas y a las cinco de la tarde puntualmente, haya nieve o sol,lo esperaba a las puertas de la estación saltando de alegría cuando lo veíallegar. Era tal el amor y devoción de ese perro por su dueño que todos en laestación lo conocían. Pero un día, no llegó. El profesor sufre un ataquecardíaco fulminante y muere en la Universidad el 21 de mayo de 1925.
Hachi loesperó a partir de allí, todos los días de su vida durante diez años, ni unsolo día faltó de su lugar enterneciendo a los que por allí pasaban.Infructuosa fue la intención de varias personas de adoptarlo, incluso la viudadel profesor: él escapaba para volver a la estación Shibuya una y otra vez hastasu muerte.
El 8 de marzo de 1935 por la mañanatemprano encuentran a Hachi-ko muerto en su lugar frente a laestación.
Es siempre recordado por el apodo que los empleados ferroviarios le pusieron : el perrofiel . Fue disecado y enviado al Museo de Ciencias Naturales y una estatuase erigió en el lugar donde solía esperar a su amo. En la Segunda Guerrafundieron su estatua de bronce para fabricar municiones pero dos años despuésde finalizada la volvieron a erigir y aún permanece allí, con otra melliza enOdate, donde Hachi nació. Es un lugar de encuentro de muchos turistas que van aver ese trocito de historia de un ser excepcional.