"Mi padre desde chico me enseñó a jugar al Fútbol para divertirme". Juan Román Riquelme es distinto, no le hace falta hablar para demostrar su grandeza. Él es al que todos querían tener en los potreros para su equipo, esas canchas de tierra seca de Villa San Jorge, un barrio de 400 metros cuadrados en Don Torcuato, donde de pibe dio sus primeros pasos pintándoles la cara a los rivales. De chico no vivió en un palacio ni mucho menos; los padres se tenían que ganar el pan del día con mucho esfuerzo, pero a él poco le importaba la comida, solamente quería jugar.

Argentinos Juniors fue el club en donde hizo las inferiores. Empezó jugando de cinco, pero terminó de enganche. Habilidoso como ahora, llamó la atención de Carlos Bilardo, en ese entonces DT de Boca, y así fue como Román llegó al club de la Ribera, junto a otros juveniles provenientes del "Bicho".

El 11 de noviembre logró cumplir su sueño: debutó en primera división contra Unión de Santa Fe y de titular. Sin dudas algo distinto a los demás tenía ese chico de 18 años; dos fechas más tarde, el pibe que pintaba caras en el potrero logró su primer gol en primera; fue en el 6-0 frente a Huracán.

En ese 1996 Román comenzaba su primera etapa con la "azul y oro", donde logró tres campeonatos locales, dos Libertadores y uno Intercontinental, en el que bailó a medio Real Madrid.

El que en ese entonces era "pichón" de crack, pegó el salto de calidad; se fue a jugar a Europa. Barcelona y Villareal fueron sus equipos en el viejo continente.

Ya habiendo renunciado a la Selección Argentina y jugado un Mundial en 2007, tras la sesión del Villareal regresó a jugar al patio de su casa, solamente para disputar la Copa Libertadores, torneo del cual se proclamó campeón con una excelente actuación durante toda la competencia.

Volvió a España, donde no jugó ningún partido porque el DT no lo tenía en cuenta, por lo que un año después, y tras negociaciones ásperas entre Boca y Villareal, retornó a Boca. Allí ganaría la Recopa Sudamericana y el Torneo Apertura, cumpliendo así su tercera etapa en el "xeneize". Pero no iba a ser la última.

El amo y señor de la redonda seguía cosechando títulos para su museo hasta que, ya en 2012 y tras conseguir el segundo puesto en la Libertadores, renuncia a Boca.

Sin embargo, y después de marchas de los hinchas "xeneizes" y llamados de Carlos Bianchi, vuelve a la Ribera el 8 de febrero de 2013.

Boca no iba a ser su último club en Argentina. Román no acepta las condiciones que el presidente impone y Argentinos Jrs lo acoge en unos de los momentos más duros del club, estando en la segunda categoría del fútbol argentino.

Una vez terminado su contrato, y cuando se decía que se iba a Brasil, o que estaba todo arreglado para jugar en Cerro Porteño de Paraguay, el "Último 10" dejó en claro lo que quería hacer: Jugaría en Boca o no jugaría más. Y así fue; la gestión Angelici otra vez le cerró las puertas de su casa y el 26 de Enero el enganche dijo: "Para mí es un día importante, en el cual he tomado la decisión de no jugar al fútbol".

Riquelme, ese chico de barrio, tímido, que se escondía de las cámaras, al que muchas veces se lo maltrató mediáticamente, el que nació casi en la pobreza y al que le sobró "carácter" y magia para defender la 10 -y aunque dijera que es sólo un número, no se la sacaba nadie-. Román, el creador del "Topo Gigio" frente a River, es el más amado por los hinchas de Boca por lo que dio adentro de la cancha, por ser el distinto.

Sin dudas, "el pibe de Don Torcuato" es el mayor ídolo de la historia del Club Atlético Boca Juniors.