Lo exótico, muchas veces es sinónimo de encanto. No obstante, el tiempo suele revocar esas primeras impresiones causadas, sobre todo, por ser algo diferente a lo que se está habituado y también, por el desconocimiento. Esto mismo está ocurriendo con el pez león, una especie introducida en las costas norteamericanas y que ahora está causando estragos en la población de otros ejemplares marinos a lo largo de toda América.

La sobrepoblación de pez león, cuya zona de invasión va desde Carolina del Norte hasta Venezuela, aunque se espera que llegue hasta Uruguay, se ha transformado en una gran preocupación para los ecologistas marinos.

Según las estadísticas, la cantidad de ejemplares supera hasta 15 veces más a la de su hábitat natural (Pacífico, Índico y Mar Rojo). A su gran número, se le suma su dieta poco selectiva: en un análisis realizado a estómagos de peces león, llegaron a contabilizar restos de 43 crustáceos y 34 peces. Como se ve, la presencia de este hambriento pez está amenazando la biodiversidad marina en las costas americanas. ¿Por qué esto no ocurre en su ambiente originario? Pues la respuesta es simple: aquí no tiene depredadores naturales.

Ante este panorama que cada día se agrava más, han surgido, como paliativo, concursos de caza de pez león con un doble beneficio: reducir la población y alzarse con el dinero que constituye el premio como incentivo.

Si bien este "método artesanal" no puede tener gran impacto puesto que la caza se restringe a las costas, de igual modo, para los ecologistas marinos resulta significativo el esfuerzo por frenar su reproducción.

Otros antecedentes. Pero este no es ni el primero ni el último caso de especies introducidas que se han salido de control.

En Argentina, por ejemplo, se han registrado algunos con similares consecuencias: entre 1917 y 1922, los ciervos colorados en la región patagónica y el jabalí europeo en Río Negro, como también fueron introducidos los castores en Tierra del Fuego (1945). No obstante, la primera en llegar al país fue la libre europea en 1888, a tierras santafesinas.

Tal como sucede con el pez león, el descontrol de especies foráneas puede convertirse en un grave problema para los ecosistemas y generar consecuencias difíciles de revertir si no se toma conciencia a tiempo.