Desde fines del siglo XIX, Buenos Aires, se convirtió en el cobrador oficial de la república. El modelo agro-exportador impuesto por Roca desde 1880, disponía a esta capital, como el centro económico del país, con un puerto que recaudaba todas las producciones primarias que se exportaban a Europa y al resto del mundo.

Así, fue que la europeización no resultó marginal y se preocupó por adoptar las buenas y las malas costumbres de ciudades como París. Su cultura se fusionó tanto que hizo propios los hábitos de tomarse un express o un cortado. En este crisol de razas que fue Buenos Aires, se generaron distintos valores sociales que hoy perduran, maquillados entre la posmodernidad y el paso del tiempo. 

En el 2015, visitar esta gran metrópoli de 3 millones de habitantes, es conocer sus bares, recorrer sus calles y entender la relación intrínseca entre el "café o el bar" con el habitante natural de estas tierras como un espacio ineludible.

Allí se escribió, se discutió, se bailó, se poetizó, se pensó y se ilusionó a Buenos Aires desde principios del siglo XX hasta nuestros días. El tango nació en los suburbios en estos bares, cuando la pulpería se transformó en café.

No por nada fue una ciudad super poblada de poetas, escritores, filósofos y soñadores bohemios, que pasado el tiempo han dejado en la genética de sus oriundos, ese afecto y esa necesidad que es tomarse un cafecito. 

Allá por la década del 30, las escuelas de poetas se dividían entre La Florida y Boedo: eran las referencias para dos notables grupos literiarios, cuyos integrantes se reunían en los bares a discutir sus creaciones y a desarrollar diversos matices.

Aquellos de Boedo, estaban cercanos a las ideas populares y de izquierda, como Alvaro Yunque. 

El grupo de Florida era más sofisticado a nivel literario, porque lo formaban literatos provenientes de otras realidades sociales, que habían conocido la exquisitez de la lengua castellana, francesa e inglesa en sus estudios por el mundo, sustentando por el poder económico de sus familias de origen, como es el caso de Borges o Bioy Casares. 

Sin embargo, ellos no pudieron jamás imaginar que algún día iban a pagarse su habitual café con dinero electrónico, como en una novela de H.G.

Wells o Aldous Huxley.

La casa se llama "Bitcoffee" y es un proyecto que utiliza el pago electrónico como marketing. Es un café adecuado para clientes de estos tiempos, donde no les faltará tomas para conectar su lap o su ipad, ni la comodidades de un rápido Wi Fi. El bar está pensado en esa lógica tan actual y tan nueva.

El sistema de pedidos se realiza por computadora. El cliente envía un mensaje y la forma de pago que requiere y luego le llevan el pedido. Las formas de pago son la tradicional con tarjeta de crédito y efectivo o por medio de dinero electrónico, como mencionamos. 

La especialidad de la casa es la tarta de manzana que hace la madre del dueño, llamada Alicia. Luego se encuentran los productos básicos para desayunar o merendar. El sitio se encuentra en el barrio de Recoleta, en Uruguay al 900 a una cuadra de Av. Córdoba.

De popularizarse estos sistemas de cobro, el papel moneda dejará de existir, y la extracción de metales para acuñar monedas también, lo que aportaría un hecho concreto en la lucha por el cuidado del medio ambiente.

Buenos Aires, entonces, tiene un lugar más para que el turista se sienta cómodo y disfrute de un tradicional café. Dirían "Los redonditos de Ricota" que "el futuro llegó hace rato....".