La isla asiática de Borneo es la tercera más grande del mundo, en su verde paisaje ocurre una peculiar historia de mutualismo. A una especie de murciélago llamada 'Murciélago lanudo de Hardwicke' (Kerivoula hardwickii) le gusta descansar en una planta carnívora (Nepenthes hemsleyana). Se dice que esta planta en particular a diferencia de sus parientes más cercanas, es muy mala para atraer insectos y esto es porque obtiene un tercio del nitrógeno que necesita del guano del pequeño animal. A cambio de sus fertilizante el murciélago obtiene de la planta un ambiente cómodo y libre de tanto parásitos como otros rivales.

Esto fue descubierto hace no mucho tiempo por investigadores.

Ahora la nueva revelación es que la planta que hace de anfitriona tiene reflectores acústicos que envían señales o bien llaman al animal en cuestión a que se refugie en ella. Hace una semana este descubrimiento fue anunciado en la publicación Current Biology.

Michael Schöner de la Ernst-Moritz-Arndt-Universität Greifswald dijo que le "parece impresionante el giro en la función de la planta N. Hemslaya. Redujo su capacidad de atracción de insectos en favor de una que le permite atraer especies que le aportan los nutrientes necesarios", esto sin poner en peligro de digestión al murciélago. El flujo de los jugos digestivos se mantiene bajo gracias a la capacidad de cambio de forma de la planta carnívora.

Schöner y su gente utilizaron una 'cabeza artificial' de murciélago que emite ultrasonido para testear la reacción de las plantas y descubrir que funcionan de maravilla como reflectores ultrasónicos. Se han observado relaciones similares en plantas que buscan atraer murciélagos que se alimentan de néctar para usarlos como polinizadores.

Los murciélagos pueden hallar más fácilmente plantas ocultas entre arbustos si los reflectores de las plantas están intactos. De mejor manera que en las plantas que puedan haber sido cortadas.

La capacidad de cambio de forma permite a la N. Hemslaya poder enviar su 'mensaje' variando el ambiente. Los Animales han demostrado también poder guiarse por los reflectores para distinguir entre las plantas que son de forma similar a las que buscan.