La décima partida del Mundial de Ajedrez que se está celebrando en la ciudad rusa de Sochi no ha despejado las dudas acerca del posible ganador. Un nuevo empate y las oportunidades se le escapan a Anand.

En esta ocasión Anand de nuevo optó por una apertura de dama que fue contestada por Calrsen, que jugaba con negras, con la defensa Grünfeld, muy estudiada por la teoría, aunque, como de costumbre, Carlsen se separó muy pronto de los caminos más visitados con su habitual novedad, esta vez en la jugada 14.

Todos los analistas esperaban por fin a un Anand más agresivo, lanzándose a la yugular del noruego, pero la partida no transcurrió exactamente por esos derroteros.

Si bien es cierto que el jugador indio estuvo más agresivo que en los días anteriores, no parece que sea suficiente. Anand parecía tener una ventaja apreciable en los primeros 20 movimientos, pero estuvo impreciso en una única jugada, la 24, y permitió que la presión se aflojase un poco.

A partir de entonces Carlsen se defendió únicamente con la precisión de una máquina, sin cometer ni un solo error y sin apenas consumir tiempo. Todo lo contrario que Anand, que a pesar de ser un especialista en la modalidad de rápidas, vio como sus minutos se iban consumiendo indefectiblemente hasta llegar a unas jugadas finales un tanto apuradas.

Carlsen, nunca tuvo ninguna oportunidad de ganar, pero tampoco sufrió para conseguir estas tablas.

Anand, presionado por el tiempo, restándole únicamente 15 minutos cuando tenía que practicar aún 8 movimientos, se rindió en la jugada 32, forzando un cambio de piezas que hacían obligadas las tablas.

El sábado será jornada de descanso. Los analistas especulan que Anand está jugando su última baza, trasladar la presión psicológica a Carlsen, 21 años más joven que él y con menos experiencia en estas situaciones.

Parece que su plan es aguantar las tablas en la penúltima jornada para lanzar su último y definitivo ataque en la última, buscando el empate. Hay un precedente a su favor. En 2013 Carlsen perdió la última partida del Torneo de Candidatos, aunque la suerte estuvo esa vez de su lado en forma de derrota de Krámnik. Ese es el clavo ardiendo al que se agarra el Tigre de Madrás.