Chicago Bulls es ahora mismo un equipo herido. Una de sus estrellas está en la enfermería y la otra, aunque esté sobre la cancha, sigue recuperándose. Son los jugadores de equipo los que en este momento tienen que dar la cara por la franquicia y ganar los partidos que las estrellas no están en disposición de ganar.
Esto no es ningún problema (grave) para Tom Thibodeau, que ya desde hace tiempo ha establecido un equipo que sobreviviría a cualquier lesión. Aunque existen jugadores estrella, centros del juego del equipo que atraen más balones, anotan más tantos y reciben con mayor intensidad las defensas rivales, todos pueden aportar.
No existen jugadores que resulten imprescindibles, todos pueden suplir cualquier lesión y, aunque con dificultades, cubrir la baja.
Por supuesto las bajas de Derrick Rose y Joakim Noah han sido un problema y por supuesto estos serán partidos difíciles para la franquicia afincada en Chicago, pero todo parece indicar que no serán partidos en los que resulte garantizado que acabarán por perder, lo cual sí que parece que pueda ser el caso de otras franquicias que en este momento están claramente pagando muy caras sus bajas. Tanto Los Ángeles Lakers como los Oklahoma City Thunder están en una racha negativa muy importante a raíz de las lesiones de sus jugadores estrella, a los que las franquicias echan mucho de menos.
Por el contrario en Chicago han logrado que el equipo se convierta en el jugador estrella, haciendo de las sinergias entre ellos la clave de unas victorias que no dejan de llegar y que parecen presagiar que los playoffs no peligran en tanto las lesiones no acaben por atacar a demasiados jugadores a la vez. Ahora mismo entre los jugadores necesarios hasta la vuelta de Rose y Noah podrían estar Taj Gibson y Pau Gasol, grandes gregarios altos en el equipo.
Los próximos partidos, hasta que la salud de sus estrellas sea óptima, resultarán claves para el futuro de la franquicia en esta temporada. Sin embargo no parece que los aficionados a los Chicago Bulls tengan que preocuparse en exceso, pues ese futuro está en buenas manos.