El equipo de Minnesota Timberwolves es ahora mismo una orquesta sin director. Ricky Rubio era el que se encargaba de llevar a buen término lo que planteaba su entrenador y eso se ha ido notando en estos días, en los que el equipo ha sido incapaz de ganar desde que su base titular se lesionase. Curiosamente, su primera victoria desde entonces ha sido contra otro equipo sin su base titular, el también español José Manuel Calderón.

El primer cuarto fue completamente para los Minnesota Timberwolves, que lograron estar siempre por delante en el marcador.

Se produjeron rachas y hubo momentos en los que pareció que el resultado podía darse la vuelta y empezar a estar por delante el equipo de la ciudad de Nueva York, pero los New York Knicks no lograron adelantarse y en cada ocasión en la que se acercaban, los Minnesota Timberwolves volvían a distanciarse. Al final el cuarto se cerró con un veinticinco a veintisiete para Minnesota Timberwolves que no resolvía demasiado.

El segundo cuarto volvió a ser para Minnesota Timberwolves, que supieron aprovecharse de las imprecisiones de sus rivales para distanciarse en el marcador, hasta alcanzar al final del cuarto un parcial de treinta y siete a veintiséis, que les dejaba en ese momento con una ventaja total de trece puntos.

El camino a los vestuarios fue muy diferente para ambos equipos.

A la salida de los vestuarios nada había cambiado. De nuevo los Minnesota Timberwolves siguieron ampliando la ventaja en un abordaje completo a la canasta de sus rivales, mientras los New York Knicks estaban más pendientes de achicar agua de su barco que de tratar de hundir el de sus rivales.

Sencillamente eran un equipo que carecía de una dirección clara y sabían a lo que jugaban, pero no cómo jugar a ello. Veintinueve a veintidós y otros siete puntos para un total de veinte de ventaja en un partido que para este momento, en el Target Center de Minneapolis, daban por ganado.

El último cuarto consistió en unos Minnesota Timberwolves que se dejaron ir y unos New York Knicks que trataban sin lograrlo acortar las distancias considerablemente. Al final un veintidós a veintiséis para los New York Knicks y una victoria para los Minnesota Timberwolves que les supo a gloria.