Los Cleveland Cavaliers son un equipo con una enorme calidad pero también con enormes problemas. Son más un conjunto de individualidades que un equipo en sí mismo, lo que en partidos en los que se jueguen mucho se puede acabar pagando a precio de platino, pues les resta un enorme potencial. Además su gran estrella, LeBron James, está últimamente en horas bajas y en este partido tuvieron que cubrirle Kevin Love y Kyrie Irving. Por el contrario los Indiana Pacers son un equipo sin grandes estrellas pero con un enorme potencial, pues tienen un equipo bien conjuntado y capaz de suplir calidad individual por colectiva.

En el partido se vieron las consecuencias de esto.

En el primer cuarto los Cleveland Cavaliers ganaron el partido y posteriormente lo volvieron a entregar al árbitro para seguir discutiéndolo el resto del tiempo reglamentario. Empezaron el partido como el equipo poderoso y con enormes potencialidades que todos conocemos y que puede llegar a destrozar a cualquier equipo. En algo más de siete minutos se colocaron con un marcador de 27 a 8. Parecía que el partido estaba empezando a acabarse antes de que los espectadores asistentes al Quicken Loans Arena de Cleveland hubieran terminado de ponerle la salsa a sus perritos calientes. Sin embargo los Cleveland Cavaliers entraron en crisis dejaron de ser el equipo dominador que nos tienen acostumbrado a ver en sus momentos buenos.

Solo decir que el cuarto acabó con un 29 a 21 a su favor. Ya os hacéis una idea de lo que se vio en la cancha en esos 4:51 minutos.

De hecho tan desastrosa fue la actuación de los Cleveland Cavaliers en el primer cuarto como en el segundo, donde cedieron cinco puntos para un total en el cuarto de 28 a 23 y en el global de 52 a 49.

De camino a los vestuarios los de Ohio empezaban a pensar que tal vez este fuera a ser un partido aciago.

Sin embargo a la salida de los vestuarios solventaron rápidamente el partido y en la segunda mitad lograron un 57 a 48, 109 a 97 en el global, que cerraba cualquier duda respecto a las capacidades del equipo. Fue un final holgado, pero dejó claro que los Cleveland Cavaliers tienen aún mucho trabajo por delante si quieren el anillo.