La destitución de Mauricio Pellegrino y la llegada de Gabriel Milito a Estudiantes de La Plata tenía, como principal objetivo, cortar un momento malo del equipo en pos de clasificar a la siguiente instancia de la Copa Libertadores y así empezar a construir algo nuevo desde lo que Milito vivió en Europa, especialmente en el Barcelona de Pep Guardiola y del trabajo realizado en la inferiores de Independiente, antes de su salida con pelea con Hugo Moyano de por medio.

Ya la idea se empezó a notar en el primer partido frente a Barcelona de Ecuador: centrales abiertos, laterales en la mitad de la cancha y un intento para que la salida sea prolija, algo que en el primer tiempo, y a pesar de las sanas intenciones, no salió como se esperaba.

En el segundo tiempo las cosas mejoraron, con Luciano Acosta más enchufado, sumado al buen aporte de Matías Agurregaray, Guido Carrillo y el siempre refundidor Ezequiel Cerutti. Estudiantes pudo ponerse en ventaja, y posteriormente con un gol de 43 toques liquidar el partido y clasificar a la siguiente instancia de la Copa Libertadores.

Sin embargo, esto es sólo el principio, debido principalmente a que Gaby Milito apenas tiene un puñado de entrenamientos al frente del conjunto 'pincha', y que su equipo ideal e idea de juego se verá cuando transcurran al menos cuatro o cinco partidos.

Mas allá de lo ya marcado y lo visto en el encuentro frente a Barcelona, aún la identidad que Milito le quiere dar a su equipo no está clara; es más un suposición de que el actual entrenador de Estudiantes viene a traer el 'guardiolismo' a la Argentina.

Marcado esto debemos tener cuidado de no hacer todavía juicios definitivos de lo que el nuevo DT trae como idea a Estudiantes de La Plata y que no necesariamente implicaría un cambio rotundo en la identidad 'pincha'.

Mas allá de esto, esperemos que el entrenador pueda desarrollarse y de esta manera poder ver buen Fútbol más importante, mejor jugado, con más lealtad y con mejores y más pulidos jugadores. Esperemos que así sea.