El nadador estadounidense Michael Phelps tuvo ayer el regreso soñado al circuito de Natación, tras ganar la final de los 100 metros mariposa en el Grand Prix de Mesa, Arizona, luego de cumplir con una suspensión de seis meses por conducir alcoholizado.
Phelps fue arrestado el año pasado por la policía de Baltimore, cuando conducía al doble de la velocidad autorizada y con mucho más alcohol en la sangre de lo permitido por la ley. Fue por esto que, como castigo, fue suspendido por un año y la Federación de Natación de Estados Unidos lo sentenció a seis meses sin competir.
Por esta razón ell "Tiburón de Baltirome", como se lo conoce en su tierra natal, no participaba en una competencia desde el mes de agosto del año pasado.
"Se siente bien estar de vuelta", expresó el nadador olímpico. Phelps cronometró 52s38 segundos para terminar en primer lugar, mientras que su viejo rival, Ryan Lochte marcó 53s11 y Tom Shields ocupó el tercer puesto con 53s18.
El atleta y más grande medallista olímpico del mundo, de 29 años de edad, no estuvo ni cerca de su mejor actuación; posee el récord con 49,82 segundos, pero manifestó: "Es un buen punto de partido", y señaló: "Es cierto que podría haber planteado la carrera desde cientos de caminos diferentes, pero lo más importante de todo es que volví a meterme al agua y competir era algo que deseaba hacer".
Por otra parte, su actual entrenador, Bob Bowman, dijo que actualmente Michael no tiene que preocuparse acerca de la técnica en los distintos estilos de la natación, sino que debe seguir adquiriendo roce en las competencias para volver a su mejor versión. Agregó que, para ser la primera carrera después de un largo período de inactividad, estaba bien.
El oriundo de Baltimore parece no estar conforme con sus 22 medallas en los Juegos Olímpicos, 18 de oro, 2 de plata y las 2 restantes de bronce y quiere seguir batiendo récords. Es por eso que, tras su retorno, el estadounidense dio un gran paso para competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016.