Gran parte del país se mantiene en vilo desde hace días a la espera de un gran acontecimiento: Boca y River se enfrentarán tres veces en menos de dos semanas, por el torneo y por los octavos de final de la Copa Bridgestone Libertadores. La primera parte de esta trilogía ya la pudimos disfrutar el domingo y fue a favor de Boca.

Sobre el final, los xeneizes entonaron el grito sagrado que les permitió quedarse con el primero de los clásicos. Todo indicaba que el partido terminaría en un empate sin goles, pero el local tuvo la entereza necesaria para liquidarlo en los últimos cinco minutos.

A los 41 minutos del segundo tiempo, el recién ingresado Cristian Pavón metió el gol que derrumbó el esquema de River. Entre sorprendidos y decepcionados, los millonarios no pudieron empatarlo y Boca lo cerró con gol de Pablo Pérez a los 43 minutos.

En el primer tiempo se pudo ver por momentos a un Boca más organizado en control de la pelota y ataque, con un sólido Meli en el mediocampo. Los palos le impidieron a Daniel Osvaldo y a Carlos Sánchez romper el cero para sus respectivos equipos. El equipo de Marcelo Gallardo estuvo más desordenado, pero repuntó sobre el final de la primera parte, con un buen manejo de Matías Kranevitter.

Luego del descanso, ambos equipos entraron con ganas de llevarse todo.

Los primeros minutos del segundo período fueron de ida y vuelta, con oportunidades para los dos. La clave del partido estuvo en la cabeza de Rodolfo Arruabarrena. El ingreso de Fernando Gago para los xeneizes desequilibró el mediocampo del visitante y le dio posesión del balón a Boca; pero la entrada de Cristian Pavón marcó el destino del partido.

El joven delantero entró con mucho entusiasmo, y confiado en meter un gol. El último cambio que metió Arruabarrena fue Pablo Pérez. Estos dos fueron quienes marcaron la diferencia y anotaron los dos goles de la victoria.

La figura del partido fue Cristian Pavón, que festejó eufóricamente. "Es lo mejor que me pasó desde que llegué a Boca", dijo el delantero.

Se vio a un River tímido, desprolijo, y con algunas actuaciones muy flojas, que preocupan al cuerpo técnico. Es el caso de Leonel Vangioni, que no estuvo cómodo como lateral y jugó mal. No fue el único: Mora y Teo no estuvieron en un buen nivel.

De todos modos, River tendrá revancha. Muchos dicen que lo que se juega es un Superclásico de 270 minutos, y aun queda más de la mitad por disputarse. Lo cierto es que este jueves River y Boca se volverán a ver las caras por la Copa Libertadores, en el Monumental, y ninguno puede fallar. River está obligado moralmente a sacar un buen resultado, y Boca llega mejor anímicamente.